#OpiniónIntercam: El mayor contrapeso de López Obrador
Por Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa
Para financiar el crecimiento de la economía mexicana se requiere del ahorro voluntario, ya sea de extranjeros o mexicanos. De acuerdo con el presupuesto presentado por la nueva administración, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) ascienden a 2.5 por ciento del PIB, es decir 628.9 mil millones de pesos. El gobierno necesita esa cantidad de dinero de ahorradores para poder financiar su programa económico y así contribuir a un crecimiento estimado del 1.6 por ciento.
De acuerdo con cifras del Banco de México, desde que empezó el año, la tenencia de activos financieros por parte de extranjeros (Bonos, Cetes, Udibonos y Bondes) ha aumentado en el orden de 82.9 mil millones de pesos, la más elevada en la historia reciente, sin incluir el periodo de inyecciones de liquidez en los mercados por parte de la Reserva Federal. A la fecha, la tenencia de valores gubernamentales en propiedad de extranjeros asciende a 2.2 billones de pesos, que es el máximo de los últimos 20 años.
Sin duda alguna, buena parte de este incremento en el apetito por deuda gubernamental mexicana tiene que ver con las elevadas tasas de interés. En tanto el mundo desarrollado mantiene bajas tasas de interés, México ha aumentado la tasa de referencia en 525 puntos base desde el año 2015. A la fecha, la tasa de referencia se encuentra en 8.25 por ciento y el bono mexicano a 10 años cotiza en el mercado a 8.08 por ciento. El diferencial de tasas contra Estados Unidos es de 548 puntos base, que es el spread más elevado desde el 2000 (exceptuando el diferencial alcanzado en diciembre del año pasado, que se elevó a 620 puntos base). Si comparamos estas tasas contra las tasas de otros países del mundo emergente, México paga uno de los retornos más competitivos, más aún considerando la calificación crediticia por parte de las tres principales calificadoras, no obstante el reciente cambio en la perspectiva.
Sin embargo, las elevadas tasas de interés no lo son todo, porque México ha mantenido sólidos fundamentales, a pesar de la incertidumbre con respecto a las políticas públicas del nuevo gobierno. Los inversionistas siguen considerando que México es un país atractivo para las inversiones de portafolio. Ello se debe a la combinación de una disciplina fiscal y monetaria que le otorga estabilidad macroeconómica al país; y un presupuesto fiscalmente responsable para el 2019.
Otra cuestión es la inversión física, porque esa depende de las políticas públicas y del entorno. La baja productividad de las nuevas inversiones públicas, la fragilidad del Estado de derecho, la falta de claridad en las reglas del juego, las propias declaraciones del presidente han detenido un nuevo ciclo de inversión, de mexicanos y de extranjeros.
Pero, los capitales siguen apuntando a que el nuevo gobierno privilegiará la consolidación fiscal, y que continuará en el 2020 un ejercicio responsable de las finanzas públicas, y a la disciplina monetaria en los años subsecuentes. En el momento que las decisiones sobre políticas públicas vayan en contrasentido de la estabilidad macroeconómica del país, se comenzarán a exigir retornos más elevados, haciendo insostenible la relación deuda pública a PIB y a la postre, pudiera percibirse que la deuda es impagable rompiendo con el equilibrio. En tanto el gobierno del presidente López Obrador mantenga un estricto control de las finanzas y una disciplina monetaria, seguiremos viendo apetito por papeles gubernamentales mexicanos. Una salida masiva de capitales explicada por la venta de activos gubernamentales mandaría al tipo de cambio a la estratósfera, provocando un contagio irremediable en la inflación y a la postre tasas de referencia muy superiores a las actuales, haciendo que el pago de la deuda mexicana sea tan caro que el gobierno no se pueda financiar a través de los mercados. Es así que considero que el mayor contrapeso para el actual gobierno es la disponibilidad de financiamiento. El gobierno lo necesita y López Obrador lo sabe.
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Colaboración para El Financiero.
Fuente: Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa
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