Nearshoring: Cómo vamos mes a mes | Boletín Mensual #13

En el segundo mes del año, se registró un superávit comercial (exportaciones menos importaciones) de 2,212 millones de dólares (mdd), que se compara con un déficit reportado un año atrás de 4,558 mdd. En febrero del 2025, las exportaciones totales sumaron 49,280 millones de dólares, lo que representó una caída anual de -2.9%, lo cual reflejó un retroceso de -1.7% en las exportaciones no petroleras y una caída de -24.4% en las exportaciones petroleras. Al interior de las no petroleras, las exportaciones manufactureras descendieron -1.8%, arrastradas por una contracción de -15.2% en el rubro automotriz, donde las ventas a Estados Unidos cayeron -10.7% y las dirigidas al resto del mundo se desplomaron -40.2%.

En contraste, las exportaciones manufactureras no automotrices crecieron 6.1%, destacando el dinamismo en rubros como maquinaria, productos de la minerometalurgia y equipo profesional.  Por su parte, las exportaciones agropecuarias cayeron -6.1% a tasa anual, afectadas por caídas en productos como ganado vacuno (-73.2%), legumbres (-18.6%) y fresas (-16.8%), aunque con incrementos notables en camarón congelado (75.5%) y aguacate (34.0%). Cabe resaltar que a finales de noviembre del año pasado, EE.UU. suspendió las importaciones de ganado originarias de México por cuestiones fitosanitarias y apenas el 5 de febrero se reanudó la exportación de ganado bovino en pie a través de Chihuahua, sin embargo, otros estados siguen a la espera de poder exportar. Por su parte, la caída en las exportaciones petroleras obedecen a una menor plataforma de exportación de crudo -752 mil barriles diarios en febrero 2025 vs 957 mil año atrás- y un menor precio de la mezcla mexicana de exportación -68.99 dólares en febrero 2025 vs 71.68 dólares un año atrás).

En cuanto a las importaciones, estas totalizaron 47,067 mdd, con una caída anual de -8.3%, reflejo de una menor demanda tanto interna como de insumos productivos. Las importaciones petroleras retrocedieron -3.0%, mientras que las no petroleras lo hicieron en -8.6%. Por tipo de bien, las importaciones de bienes de consumo descendieron -10.1%, con caídas de -13.4% en las petroleras y de -9.6% en las no petroleras. Las importaciones de bienes intermedios, que representan más de tres cuartas partes del total, disminuyeron -7.5%, debido a una contracción de -8.0% en las no petroleras, a pesar de un ligero avance de 0.6% en las petroleras. Por otro lado, las importaciones de bienes de capital se redujeron -11.9% anual, lo que podría reflejar una debilidad en la inversión productiva en el corto plazo.

En general, las cifras de balanza comercial en febrero muestran una caída generalizada en las importaciones y a su vez un retroceso en varios rubros de las exportaciones. No obstante, la fuerte caída en el sector automotriz y la debilidad en las importaciones de bienes de capital, consumo y bienes intermedios (bienes que se transforman y posteriormente se exportan), podrían estar anticipando una desaceleración en la actividad económica.

Al momento de redactar este informe, es fundamental destacar que aún no se han determinado plenamente los efectos derivados de las recientes tensiones comerciales con Estados Unidos. Entre las medidas implementadas se incluyen:

·    Un arancel del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio, vigente desde el 12 de marzo de 2025.

·    Un arancel del 25% a los productos que no cumplan con las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que comenzó a partir del 2 de abril del 2025.

·    Un arancel del 25% a los automóviles importados, efectivo desde el 3 de abril de 2025.

·    Un arancel del 25% a las autopartes importadas, programado para entrar en vigor a más tardar el 3 de mayo de 2025.

Aunque los datos correspondientes a febrero ya reflejan una moderación en la actividad comercial, será esencial monitorear de cerca los efectos que puedan manifestarse en los próximos meses, considerando tanto la aplicación como la duración de estos aranceles.

En el acumulado de los primeros dos meses del 2025, la balanza comercial de Estados Unidos registró un déficit de 303 mil millones de dólares, que se compara con un déficit de 185 mmdd en el mismo periodo del año pasado. En este sentido, el déficit comercial de EE.UU. creció en 63.6% en el primer bimestre del año. Al interior de las cifras, encontramos que el incremento anual del déficit obedece a un repunte en las importaciones en 23.9%, mientras que las exportaciones crecieron en apenas 2.6%.

Al interior de las importaciones del primer bimestre del 2025, las correspondientes a insumos industriales crecieron en 60.9% a/a, seguidas de los bienes de capital en 18.2% a/a y de los bienes de consumo en 25.3% a/a, al tiempo que las importaciones de vehículos cayeron en -7.3% a/a.

Cabe resaltar que al interior de los insumos industriales se encuentran dos rubros que muestran un crecimiento atípico: 1) los metales terminados (, que se refieren a láminas de acero, aluminio y cobre, tubos, alambres, varillas, barras metálicas y 2) las compras de oro que no corresponden a los bancos centrales. En este sentido crecieron en 10 y 4 veces lo observado con respecto al primer bimestre del 2024, respectivamente. Si excluimos estos dos rubros dentro de las importaciones, el crecimiento anual de los primeros dos meses hubiera sido de 2.3%. En la misma línea, los bienes de capital mostraron incrementos año a año inusuales en los rubros de computadoras (56.4% a/a), accesorios de computadoras (77.2% a/a), equipo médico (11.3% a/a) y de telecomunicaciones (21.8% a/a).

La tasa de vacancia en los principales mercados de bienes raíces industriales promedió 4.2% en 1T25, cifra mayor al nivel de 2.4% que se registró en el  mismo período de 2024, de acuerdo con información de CBRE. Lo anterior confirmaría que estamos viendo un enfriamiento en la demanda de espacio industrial, sobre todo en los mercados fronterizos, como Juárez, Tijuana, Monterrey, Reynosa y Saltillo, los cuales están asociados a la manufactura de exportación. En contraste, el mercado del área metropolitana de la Ciudad de México vio una disminución en desocupación, debido a que este mercado está más orientado a la logística para abastecer demanda interna.

Con respecto a los mercados fronterizos, en primer lugar podemos decir que, luego de una etapa de expansión acelerada en la demanda, sobre todo de 2022 a 2024, es normal que veamos una desaceleración. Para dar contexto, en 2019 y 2020 la tasa de desocupación rondaba el 5.5%, nivel que ya de por sí se consideraba bajo, mientras que en 2023 y 2024 la desocupación bajó hasta niveles de cerca de 2%, nivel que incluso deja de ser óptimo para los arrendadores, debido a que prácticamente ya no cuentan con espacio para absorber nueva demanda. Por lo tanto, al analizar el aumento en desocupación es importante señalar que venimos de niveles muy bajos.

Por otro lado, además del enfriamiento que podemos considerar normal, la incertidumbre con respecto a la relación comercial entre México y EE.UU. a raíz del inicio del gobierno de Donald Trump también pudo tener un efecto, generando que se pausaran decisiones de inversión hasta que las reglas del juego vuelvan a ser claras. En ese sentido, el mercado sigue asimilando los aranceles anunciados por EE.UU. el 2 de abril. Se espera que las negociaciones comerciales continúen.

De mediano y largo plazo, creemos que existen condiciones para que México siga siendo un mercado atractivo como plataforma de exportación a EE.UU. Aunque no descartamos incrementos adicionales en la desocupación industrial este año, creemos que seguiría en buenos niveles. Un elemento que contribuye a lo anterior es que la oferta no ha crecido de manera acelerada.

La narrativa proteccionista de Trump se mantiene vigente, con ciertos vaivenes en el discurso que resulta muy proteccionista, y que pretende modificar el orden del comercio internacional lo que originará fuertes disrupciones en el mismo. Pero pareciera que detrás del telón existe cierto sesgo con respecto a sus socios comerciales pues en el anuncio de los aranceles recíprocos no aparecieron ni México ni Canadá.

En el agregado, los aranceles recíprocos resuelven ciertas dudas, empero hay muchas interrogantes que no han sido aclaradas, y más importante aún, solo el tiempo podrá darnos mayor certidumbre del impacto de la guerra comercial que ha iniciado Trump. Los movimientos de los principales mercados en Estados Unidos han comenzado a incorporar un escenario de menor crecimiento y mayor inflación. Las revisiones en sentido contrario sugieren que puede emerger un escenario de estanflación, negativo para Estados Unidos, pero también para México. En ese tenor, la demanda externa que se mantenía como una fuente de crecimiento, se verá afectada con la desaceleración en nuestro principal socio comercial, lo que acelerará la caída en nuestra economía que fue marcadamente visible en el 4T24.

De entrada hay un enorme alivio, pero el capítulo no está finalizado, aún falta mucho por ver, hay más interrogantes que certezas. Los siguientes pasos serán la renegociación anticipada del TMEC y la intención de Trump de elevar el contenido americano.

Dada la estructura de costos de México, la cercanía con Estados Unidos, la mano de obra accesible y calificada, la profunda integración de las cadenas productivas, puede hacer que este cisma del comercio global se convierta en una oportunidad para nuestro país de integrarse de manera más eficiente con Norteamérica, dando una nueva bocanada de aire al nearshoring. Pero para ello, tenemos que hacer lo propio, y trabajar por construir un país que reciba a la inversión tanto nacional como extranjera para poder fortalecer nuestra posición como socio comercial.

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