Moody’s recorta calificación de México y PEMEX | #AnálisisIntercam

La agencia calificadora Moody’s recortó esta tarde la calificación crediticia de México y de PEMEX. La calificación del soberano pasó de A3 a Baa1 y mantuvo su perspectiva negativa. Las razones del ajuste son tres: deterioro de la perspectiva de crecimiento económico a mediano plazo, la erosión de la fortaleza fiscal del país por la débil posición financiera y operativa de PEMEX, y un debilitamiento de las capacidades institucionales y de la definición de políticas públicas en el país. En cuanto a PEMEX, la calificación se redujo a ‘grado especulativo’, al nivel Ba2; con perspectiva negativa. Moody’s considera que PEMEX es muy vulnerable a la situación poco favorable que atraviesa el sector petrolero a nivel global.

En el caso de México, Moody’s espera ver un bajo crecimiento económico en el país a mediano plazo. Aún excluyendo la contracción económica esperada para este año, la calificadora espera ver un promedio de crecimiento de 2% entre 2021-2023, cifra menor al 2.7% registrado entre 2010-2019. Esto por las decisiones de política pública que han minado la confianza de empresarios que afectará la inversión (la cancelación del NAICM, falta de claridad sobre el papel de inversión privada en el sector de la electricidad, cancelación de una planta cervecera en el norte del país). A ello se suma el impacto de la pandemia en 2020, por la disrupción de cadenas productivas, la menor demanda desde EE.UU. y las medidas de cuarentenas a nivel local. Moody’s espera un impacto especialmente fuerte al sector turismo y al manufacturero-exportador. La respuesta del gobierno ante este escenario ha sido débil, con un estímulo insuficiente.

En cuanto a la situación en PEMEX, Moody’s reitera su preocupación por la discontinuidad en la Reforma Energética aprobada en 2014. La ausencia de inversión privada obliga a que todas las necesidades de capital de la empresa deban ser cubiertas con recursos públicos. El colapso de los precios del petróleo no hace más que acentuar el problema. Moody’s considera que respaldar a PEMEX para compensar flujos de caja negativos y apoyar en el pago de deuda le costará al gobierno 2% del PIB cada año entre 2020-2022. Si a eso se suman las necesidades de inversión para incrementar producción y reponer reservas, la cifra incrementa a 3% del PIB cada año. Aún con los esfuerzos de ahorro del gobierno, la necesidad de respaldar a PEMEX, el bajo crecimiento económico y bajos ingresos fiscales presionarán al alza los déficits fiscales y la deuda del país. Si el gobierno decide no respaldar a PEMEX, los ingresos petroleros (actualmente 14% del total de ingresos presupuestarios) serían afectados negativamente.

Finalmente, Moody’s considera que la calidad de las políticas públicas y la capacidad de respuesta institucional ante choques se ha debilitado. No sólo se ha deteriorado la confianza del sector privado para invertir, sino que es posible que el gobierno no pueda mantener por mucho tiempo su postura de política pública, pues existen fuertes contradicciones entre los objetivos de mantener la disciplina fiscal, atender los problemas sociales y reponer a PEMEX como agente estratégico en el sector de la energía. Además, los recortes a personal y salarios del gobierno debilitan al gobierno, minando su capacidad de responder a emergencias y choques, e incrementando la incertidumbre sobre marcos regulatorios.

La perspectiva negativa de México responde al riesgo de un mayor deterioro del crecimiento económico del país y su posición fiscal. Recuperar una perspectiva estable dependerá de que el gobierno retome políticas coherentes que mejoren la perspectiva de crecimiento. Además, un plan para PEMEX que reduzca la necesidad de apoyo gubernamental también podría mejorar la perspectiva. Pero la calificadora descarta cualquier ajuste al alza a la calificación en el corto plazo. En todo caso, el riesgo es de un nuevo recorte si siguen apareciendo datos que confirmen la expectativa de bajo crecimiento en el mediano plazo. Un alza mayor a la anticipada en los índices de endeudamiento y el déficit fiscal también podrían llevar a un nuevo ajuste a la baja en la calificación; junto con un mayor deterioro en el marco de políticas públicas.

En cuanto a PEMEX, Moody’s ve una alta vulnerabilidad de la empresa a los bajos precios del petróleo dado su exceso de endeudamiento y su frágil posición de liquidez. La necesidad de mayores recursos externos para el fondeo de sus actividades incrementará con el tiempo. El sector petrolero ha sido uno de los más afectados por la pandemia global (menor demanda de energéticos, precios bajos, menor acceso a capital en mercados) y hacen de PEMEX una empresa muy susceptible a afectaciones si la crisis se recrudece. Su dependencia del gobierno lo hace susceptible a ser objeto de mayores ajustes a la baja en su calificación, ya sea porque la calificación del soberano sea recortada o porque el gobierno decida dejar de apoyarlo.

Hacia adelante, se mantienen riesgos importantes de ver un mayor deterioro de la calificación crediticia del país y m


La evaluación de Moody’s es particularmente negativa y confirma que, de no haber un giro importante en el marco de políticas públicas, México se encamina a perder el grado de inversión. En cuanto a PEMEX, se confirman ya dos calificaciones de ‘grado especulativo’ por parte de dos calificadoras distintas y se espera que los fondos que no se habían deshecho de sus activos de la empresa, lo hagan por la inviabilidad de sostenerlos por más tiempo. Esto podría incrementar las presiones al alza sobre las tasas a las que se financia la empresa y provocar lo mismo en las tasas del soberano. En cuanto al tipo de cambio, la apertura de sesiones la próxima semana podría ver un alza en la cotización del peso frente al dólar; aunque es digno de recordar que la degradación de la calificación ya se anticipaba.

Elaborado por el departamento de Análisis de Intercam Casa de Bolsa.

Contacto: servicioaclientes@intercam.com.mx

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