Jorge Berry: Reforma energética

 

¿Quién decide?

La reforma energética será una historia digna de seguirse con detalle, porque si bien México, y sobre todo Pemex la necesitan urgentemente, corre el riesgo de convertirse en una pelota política que acabe en despropósito.

La semana pasada sostuve un largo diálogo en twitter con Martí Batres, líder del proyecto del partido Morena, que me dejó en claro la posición que adoptará la izquierda extrema, léase Andrés Manuel López Obrador. Utiliza argumentos bizarros, como el de que “si se permite la inversión privada en Pemex, así sea del 10%, constituye privatización, y dejarán de entrar miles de millones de pesos a las arcas nacionales, subirán los impuestos, será más cara la gasolina, bla, bla, bla…” Todo esto para justificar no mover un ápice el régimen de Pemex, y dejar que se siga deteriorando la empresa, hasta que acabe en un desastre nacional. Exactamente lo que ocurrió con Luz y Fuerza del Centro. Y, claro, las tácticas AMLOístas de siempre. Ya convocó a una manifestación en el zócalo para el 8 de septiembre, bajo el incendiario argumento de “que no se roben el petróleo”.

El PAN, o algunos del PAN, que ya sufre de sus propias tribus, proponen algo igualmente radical, pero en sentido opuesto: abrir amplios espacios en diversas áreas de Pemex a la inversión privada, pero sin tocar el régimen fiscal. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, probablemente quien más sabe del asunto, señala que de esa manera, no habrá inversionistas dispuestos a participar, porque es una fórmula segura para perder dinero.

Falta, claro, conocer a fondo lo que pretende el gobierno federal. Esta será la propuesta sobre la que trabajarán todos, porque a pesar de que se conocen las diversas posiciones, PRI, PAN y PRD, y rémoras que los acompañan, coincidieron en que la iniciativa final que se enviará al Congreso, tendrá el aval del Pacto por México.

Es en esta negociación dentro del Pacto, donde tenemos que exigir cordura, y que se olviden de las consecuencias políticas que tendrá la reforma, así como de sus malsanos intereses personales. Es necesario  que los verdaderos expertos en el tema, es decir, ingenieros petroleros con experiencia, administradores, sindicalistas, asesores externos, y ciudadanos que conocen a Pemex porque han trabajado ahí toda una vida, contribuyan en un alto porcentaje en el diseño de la nueva estructura de Pemex, porque son ellos los que saben las debilidades de la empresa. El sindicato tendrá que ceder, aunque sea mala noticia para la hija de Carlos Romero Deschamps. No es posible que la nómina de Pemex duplique a la de Petrobras.

El grave peligro que se corre, es que los políticos impongan sus criterios para colgarse medallas sobre una reforma de la que depende, no sólo buena parte de la salud financiera del país, sino la garantía de acceso a energéticos de calidad a precios razonables, sin tener que recurrir, como pasa ahora, a la importación.

Jesús Zambrano, presidente del PRD, se equivoca al convocar a un referéndum para “que sea la ciudadanía la que determine qué cambios quiere en Pemex”. Perdón, pero la ciudadanía, no tenemos ni pajonuta idea de lo requiere Pemex. ¿Con qué elementos cuenta “la ciudadanía” para decidir un tema tan complicado técnicamente? Es el ejemplo de un político haciendo una iniciativa que puede que lo beneficie en lo personal, pero que puede ser letal para la reforma. Lo peor es que Zambrano no lo hace a partir de una maquiavélica idea, sino por costumbre, tan arraigada en nuestra deslucida clase política, de querer aprovechar el viaje del toro. No es momento. Es demasiado lo que está en juego.

Y así.

 

*Las opiniones expresadas en este documento pertenecen únicamente al autor y no reflejan la posición u opinión de Intercam Grupo Financiero

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