Evolución del tipo de cambio | #AnálisisIntercam

Durante el mes de mayo, el dólar medido a través del índice del dólar se fortaleció 2.6%. Sin embargo, nuestra moneda continuó con una tendencia de apreciación frente al dólar, únicamente con un abrupto, pero breve incremento a mitad de mes, ante el nerviosismo que prevalecía en el mercado a causa de las negociaciones sobre el techo de la deuda en Estados Unidos, y contaminado en parte también, por los eventos con Ferrosur. 

Hay que recordar que nuestra moneda se ha apreciado desde el 2022 por varias razones, entre las que destacan el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, que se encuentran en máximos desde hace 20 años, un moderado déficit de cuenta corriente que ha sido totalmente financiado por la Inversión Extranjera Directa, y la elevada operatividad del peso mexicano (se operan diariamente 114 mmdd siendo un mercado profundo y líquido, siendo la tercera moneda más operada entre economías emergentes). Adicionalmente, México parece ser el país que mantiene la menor vulnerabilidad al compararla con otras economías emergentes cuando se considera el entorno macroeconómico. Estas razones, junto con la sobre oferta de dólares en nuestro país sigue originando que el balance de fuerzas se mantenga inclinado hacia la apreciación de nuestra moneda. 

En el mes de junio tendremos por lo menos dos eventos claves que podrían incidir en la trayectoria del dólar (de manera independiente), así como la paridad peso dólar, los cuales son las decisiones de política monetaria de la Fed y de Banco de México. En el caso del primero, aunque la señalización ha sido que no habrá ningún movimiento, los mercados prestarán atención al tono del comunicado, la conferencia de prensa, así como al “dot plot” para tratar de entender mejor la trayectoria de política monetaria que tienen en mente los oficiales de la Fed para segunda mitad del año. 

En México, tendremos la decisión de política monetaria una semana después. De igual manera, el comunicado nos permitirá ver la evaluación que tendrá la Junta de Gobierno sobre la inflación tras las sorpresas consecutivas en las lecturas más recientes. 

Adicionalmente, datos oportunos que sugieran un deterioro más rápido en la actividad económica (como los que vimos al cierre de mayo) podrían también incidir de manera indirecta sobre el tipo de cambio. Entre los más relevantes son los indicadores de alta frecuencia, de los cuales destacan los del sector no manufacturero, así como la generación de empleo en Estados Unidos. Habrá que poner especial atención a la trayectoria de inflación subyacente en ambos países. 

El tipo de cambio cayó a mitad de mes a un mínimo de 7 años en 17.43 pesos por dólar. Sin embargo, el nerviosismo en el mercado por las negociaciones del techo de la deuda en EE.UU., combinado con la toma de las vías férreas de Ferrosur por parte del gobierno federal llevaron al tipo de cambio a registrar un revés, alcanzando 17.93 unidades al 23 del mes. Aun con este movimiento adverso el peso continuó 0.14% por debajo del nivel de cierre de abril. Finalmente, la disipación de las preocupaciones sobre el escenario de impago en EE.UU. y un aparente acuerdo entre Ferrosur y la actual administración, permitieron que el tipo de cambio cerrara el mes en 17.68 pesos por dólar. Al día de hoy, alcanza un nuevo mínimo con una cotización de 17.28 pesos por dólar. 

Así, el peso mexicano registró una apreciación del 1.8% m/m, el mejor desempeño entre las principales divisas, y segunda mayor ganancia dentro del bloque emergente, únicamente detrás del peso colombiano que experimentó una sorprendente apreciación del 5.49% m/m tras llevar su tasa de política monetaria a un máximo de 23 años aunado a que su inflación habría finalmente alcanzado su pico. 

En el acumulado del año, el MXN se mantuvo liderando ambos grupos con una apreciación en lo que va del 2023 del 10.3%. Cabe destacar que dentro de las divisas principales, únicamente 4 de las 16 que lo conforman se encuentran en cifras positivas. En el grupo emergente, el desempeño es más balanceado con 11 reportando ganancias frente al dólar y 12 con pérdidas. 

El balance de la cuenta corriente concluyó el 1T’23 en -14.3 mmdd. Este déficit fue financiado por los 18.64 mmdd que se registraron de inversión extranjera directa durante el mismo periodo, denotando un excedente de dólares en la economía mexicana. Vale la pena mencionar que la cuenta corriente de privados es superavitaria. Es evidente la sobre oferta de dólares que tenemos en nuestra economía, y que como cualquier otro bien, el precio depende de las condiciones de oferta y de demanda. Los flujos que recibimos del exterior es una de las razones torales de la apreciación de nuestra moneda. 

Si bien el índice del dólar (DXY) concluyó el mes por debajo del promedio de los últimos doce meses (105.7) en 104.326, indiscutiblemente tuvo un resurgimiento de 2.62% m/m; y justamente debido a esto se logra evidenciar de forma más clara la pérdida de correlación entre el DXY y el peso, al pasar de 0.78 para el periodo pre-pandémico (2014-2019) a 0.18 en lo que va del 2023. No obstante, resulta evidente que el índice del dólar ha perdido terreno en lo que va del año, ya que, al margen de los movimientos de corto plazo, buena parte de las monedas alrededor del mundo se han apreciado ante la debilidad del dólar. 

En el mercado de futuros de Chicago, vemos que las “apuestas” en contra del peso se mantienen cercanas a mínimos recientes, cayendo a 37.5 mil contratos cortos, al tiempo que los contratos a favor del peso han disminuido dese marzo, pero se mantienen por encima de los 100 mil, puntualmente en 115 mil contratos largos, resultando en 78 mil contratos netos largos. Es decir los inversionistas piensan que el peso seguirá apreciándose en el corto plazo. Se suman 13 semanas consecutivas de “apuestas” a favor de nuestra moneda. No obstante lo anterior, hay que recordar que estos movimientos son meramente especulativos por lo que fácilmente pueden cambiar de dirección. 

Finalmente, el desempeño positivo del peso no se ha limitado a su cruce contra el USD, dado que en el transcurso del año ha logrado ganancias de 9.42% frente al EUR; 9.42% vs. CAD; 14.19 vs. JPY, y de 6.6% frente al GBP. 

Utilizamos la serie del tipo de cambio real del BIS para determinar el valor relativo del peso. De manera breve el tipo de cambio real (REER por sus siglas en inglés) es el promedio ponderado de la moneda de un país en relación a una cesta de otras monedas importantes y ajustadas por algún índice de precios. La ponderación se determina comparando la balanza comercial relativa del país. Tomando esto en cuenta, vemos al cierre de abril, el peso mexicano se ubica por encima de su promedio de 20 años (123), entrando a terreno de sobrevaluación con un valor de su índice de 127 unidades. 

Así, la moneda mexicana registra una desviación de 3.2% con respecto a su promedio de 20 años, al tiempo que la mayoría de las divisas duras que conforman el DXY presentan una desviación negativa. 

Las cifras de valores gubernamentales al cierre de mayo indican que los inversionistas extranjeros redujeron en 64.9 mil millones de pesos (mmdp) sus posiciones en valores gubernamentales locales en el mes. Así, en los lo que va del año, los inversionistas no-residentes ha disminuido en 73.1 su tenencia de bonos locales. Estas cifras denotan que la recuperación a finales del 2022 en los flujos a activos financieros nacionales ha cesado a pesar del diferencial en tasas. Sin embargo, de momento no implica riesgos importantes. 

Las expectativas de los especialistas del sector privado de Banco de México sobre el nivel del tipo de cambio para los cierres de 2023, 2024 y 2025 correspondientes a la encuesta de mayo 2023 colocan al peso en un nivel de 18.96 (Min. 17.90, Max. 20.00), 19.96 (Min. 17.40, Max. 21.35) y 20.10 (Min. 17.50, Max. 22.04), respectivamente. 

Por su parte, la Encuesta Citibanamex ve un peso más fuerte en 2023 con una estimación de 18.70 pesos por dólar al cierre de este año (Min. 17.90, Max. 19.80) y para el cierre de 2024 se proyecta un nivel de 19.90 (Min. 17.40, Max. 21.00). 

Es posible estimar que la apreciación del peso continúe en los siguientes meses, en tanto continuemos teniendo un mercado sobre ofertado en términos de dólares y no veamos un mayor apetito por detonar la inversión privada, que a la postre pudiera originar una mayor demanda de dólares. Hay que recordar que en el tipo de cambio inciden una variedad importante de factores internos y externos, difíciles de estimar. Sin embargo, existen riesgos en el panorama que podrían originar una moderada depreciación. Una recesión más profunda y fuerte que la esperada en Estados Unidos. Una Reserva Federal más hawkish de lo que los mercados han venido incorporando. El diferencial de tasas de interés comience a cerrarse si se materializa un escenario de recortes en tasas por parte de Banxico, el escalamiento de la guerra Rusia-Ucrania, incertidumbre sobre políticas económicas locales. Escalamiento de las tensiones comerciales entre México y Estados Unidos en materia energética y agroalimentaria. Eventos inesperados o “black swan”. Estimamos que a más plazo, el tipo de cambio podría sufrir una moderada depreciación en tanto uno o varios de estos riesgos se materialicen y exista incertidumbre en el panorama. Hay que señalar que la primera variable de ajuste en la mayoría de las economías es el tipo de cambio, por lo que frente a un panorama incierto no descartamos periodos de volatilidad. 

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