Enero, ni luces de una recuperación

Mucho se ha dicho que 2014 será, desde un punto de vista económico, mejor que el decepcionante 2013.

Aun cuando la esperanza de que eso pase no se ha perdido, el desempeño económico de enero si vino a caer como un balde de agua helada.

     Hasta ahora, prácticamente todas las cifras económicas que se han dado a conocer de las primeras semanas de 2014 no dejan ver ni la sombra de ese tan esperado repunte.

     El miércoles, por ejemplo, el gobierno anunció que las exportaciones en enero sufrieron su primer descalabro de los últimos siete meses. Bajaron 1%. Ese desempeño desinfló, al menos de forma temporal, las expectativas de que el motor externo mexicano tendría una pronta recuperación por el impulso económico que registró su principal socio comercial, Estados Unidos, en el último trimestre del año pasado.

 

     Eso, al menos en enero, no ocurrió y lo peor es que el sector manufacturero, un pilar del sector externo mexicano tampoco mostró síntomas de mejoría. Las exportaciones de vehículos, televisores u otros productos manufactureros crecieron a una tasa de 1.5%, por debajo de las expectativas de algunos economistas de 4% o más.

     Incluso el sector estrella de México, la industria automotriz, que ha atraído inversiones multimillonarias en los últimos años al país, registró una tasa de crecimiento de sus exportaciones de 4.9%, inferior a la del mes anterior de 7.7%.

     Para colmo, las importaciones, un indicador que los economistas también usan para determinar el estado que guarda el sector externo mexicano, apenas y crecieron al avanzar 0.3% en enero contra el mismo mes de 2013.

     En resumen, el sector externo mexicano sencillamente no despertó, como algunos esperaban, en enero. Sencillamente se mantuvo inerme.

     No es por tanto sorpresivo que algunos economistas estén comenzando a ajustar a la baja sus pronósticos de crecimiento para 2014. Sergio Martín, economista de la filial mexicana del banco HSBC, anunciara hoy un recorte a su estimación de 4.1% a 3.7%.

     Claro que el recorte, deja aún la tasa de crecimiento esperado de HSBC México por arriba del consenso de 3.4%.

     Martín, a pesar de recortar su estimación, dijo que se mantiene optimista sobre el futuro de México. Para el un invierno inusualmente crudo en Estados Unidos, junto con un impacto inicial mayor al esperado sobre el consumo doméstico por la entrada en vigor de nuevos impuestos retrasaron la recuperación.

     “Nos mantenemos más optimistas que el consenso con el repunte”, escribió Martín en su reporte. “Vemos la situación de México como un retraso más que una reducción permanente en la intensidad de la recuperación”.

     Martín bien podría tener razón. Los datos de un mes no son suficientes para concluir que México volverá a decepcionar en materia de crecimiento económico este año, como sucedió en 2013 cuando los expertos esperaban en un principio que el país crecería 3.6%, para terminar registrando un avance de menos de un tercio de eso –1.1%.

     Además, el desempeño del sector externo podrá revertirse a medida que el clima en Estados Unidos mejore, aunque las tormentas y las nevadas siguen en buena parte de la región norte y noreste del país. La ciudad de Nueva York, que lleva contabilizadas 14 tormentas, espera más nevadas en la primera semana de marzo.

     El problema para la economía mexicana es que el otro motor crucial para su crecimiento, el consumo y las inversiones domésticas, está, como el externo, apagado. Las cifras de enero que muestran este motor fueron también decepcionantes.

     Por ejemplo, la confianza del consumidor el mes pasado cayó a su nivel más bajo desde 2009, un año en el que la economía mexicana enfrentó su última recesión por la crisis financiera internacional.

     Ese descalabro se vio además reflejado en varios indicadores del mes pasado.

     Para empezar las ventas de las tiendas de Walmart de México y Centroamérica que han estado en operación por lo menos durante un año resultaron en enero las peores de la compañía para el primer mes de al menos los últimos siete años.

     Las llamadas ventas mismas tiendas de Walmart registraron un descenso de 3.8% en enero, comparadas con las del primer mes de 2013.

     El pobre desempeño de Walmart fue además convalidado días después por la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales cuando reportó que sus asociados, entre ellos Walmart, registraron una caída de 1.7% en sus ventas mismas tiendas el mes pasado.

     Las cifras dejan entrever que el consumidor mexicano no ha dejado de invernar y que muy probablemente tomará varios meses en salir de ese estatus.

     El pobre desempeño de los consumidores y su desconfianza en el presente y futuro del país está con muy alta probabilidad vinculado a la decisión del gobierno y del Congreso de la Unión de aprobar el año pasados nuevos impuestos a combustibles, bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico. Los nuevos gravámenes entraron en vigor el 1 de enero.

     Los impuestos están, por las cifras anteriores, golpeando el ingreso disponible de millones de consumidores en el país, quienes se han visto obligados a reducir sus gastos para poder cubrir esos nuevos gravámenes, o incluso para poder pagar tarifas más altas de algunos servicios, como el aumento que registró el Sistema de Transporte Colectivo Metro en diciembre pasado cuando las autoridades del Distrito Federal incrementaron el precio del boleto por viaje de 3 a 5 pesos.

     Todo esto está descorazonando a millones en México. “Lo peor es que este año no se ve mejora y la tendencia [negativa] sigue, no creo que muchas empresas pequeñas y medianas, principalmente, resistan el impacto del alza de impuestos”, comentó recientemente un lector del portal de negocios, Sentido Común, Víctor González, sobre la aletargada situación económica que enfrenta México.

     Claro que un elemento esperanzador es que el impacto fiscal en los precios de los productos que enfrentan nuevos impuestos no se ha trasladado hasta ahora a otros bienes y servicios. Esto, si se confirma en los meses venideros con niveles de inflación estables, podría devolver confianza a los consumidores.

     Una inflación bajo control, como reflejan las cifras del Índice Nacional de Precios de la segunda quincena de enero y la primera de febrero, podría reducir el agobio de los consumidores al no ver incrementos en otros precios.

     Pero de cualquier manera, así como el invierno aparentemente apagó el motor externo de la economía, los impuestos al parecer apagaron también el motor interno de México.

     Sin esas dos fuerzas, como predice Martín, el país tardará en repuntar, a menos que el tercer motor de toda economía –el gasto gubernamental– permita sustituir parte de la caída del consumo interno y pueda con ello comenzar a convencer a más consumidores de que la economía sí crecerá este año a una tasa mayor que la registrada en 2013 –la más baja de los últimos cuatro años.

     Ese convencimiento podría además reforzarse si un clima más benigno en Estados Unidos acelera las exportaciones de bienes fabricados en el país hacia ese país.

     Claro que mientras ambas cosas ocurren, la tan esperada recuperación difícilmente llegará.  

Eduardo García

*Las opiniones expresadas en este documento pertenecen únicamente al autor y no reflejan la posición u opinión de Intercam Grupo Financiero

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