El trabajo dignifica la vida de la persona | #OpiniónIntercam de Pedro Ovín
Hace unos días tuvimos la gran oportunidad de colaborar con trabajo de voluntariado en la construcción de casas en comunidades marginadas; la familia Intercam –unida en solidaridad– donó la construcción de siete viviendas para los damnificados por los sismos. Esta colaboración se otorgó de manera precisa y eficiente a través de la organización Construyendo Comunidades Integrales A.C., quienes nos permitieron colaborar no sólo con recursos financieros, sino con mano de obra para este fin.
Los que pudimos y quisimos fuimos tres días al Estado de México a una comunidad marginada –como muchas otras en el país– a compartir nuestro tiempo y nuestro esfuerzo con gente que carece de lo que muchos damos por hecho, lo básico: agua corriente, electricidad, un baño, una casa.
¿Y por qué ahí, si no se cayeron casas? –alguien me preguntó–, porque “Construyendo” nos dio la oportunidad no sólo de donar el dinero de forma eficiente, sino de proporcionarnos el lugar y los medios adecuados para participar en la mejora de la calidad de vida de siete familias. Las casas se construyeron en los pueblos afectados por el terremoto, nosotros fuimos como voluntarios en donde resultaba más oportuno.
Gracias al trabajo que aportamos dignificamos la vida de unos cuantos y por ende las nuestras propias.
Sin duda a todos los que participamos en esta experiencia nos aportó valor y nos cambió, permitió darnos cuenta de lo privilegiados que somos, de que gracias al trabajo que aportamos dignificamos la vida de unos cuantos y por ende las nuestras propias, porque en la entrega y en el trabajo colectivo es en donde logramos una verdadera trascendencia.
El trabajo de voluntariado que hicimos nos democratizó a todos, nos unía un bien común. En el camino se quedaron posiciones, niveles y jerarquías. A la hora de hacer mezcla, cargar una cubeta de graba, empalmar con mortero una pared, todos fuimos uno solo, una familia. A muchos nos permitió cerrar brechas abiertas, conocernos mejor, intercambiar sentimientos, aprender de los demás, ayudarnos entre nosotros, dándonos ánimo y queriéndonos.
¡Con qué satisfacción y ansias esperábamos la hora de la comida, y con qué entrega y cariño nuestros huéspedes nos alimentaron y cuidaron! En medio de un sol abrazador descansábamos exhaustos, con el cuerpo adolorido, para convivir todos juntos compartiendo lo que nos ofrecían y sobre todo en comunión, de sabernos unidos y contentos de ver la alegría de la gente a la que ayudamos.
Estos tres días nos enseñaron mucho, nos dieron humildad y agradecimiento a lo que somos y a lo que tenemos. Intercam nos dio esta oportunidad, gracias a nuestra empresa somos lo que somos hoy y viceversa. Hoy construimos siete casas, pero diario tenemos que seguir construyendo para seguir por medio del trabajo, dignificando nuestra vida y la de los que nos rodean.
Pedro Ovín es Director de Negocios en Intercam Banco.
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