S&P baja calificación de México | #AnálisisIntercam

La agencia calificadora S&P Global Ratings emitió un comunicado esta tarde en el que confirma una degradación de la calificación crediticia de México tanto para sus emisiones de deuda de largo plazo en moneda local como extranjera. La calificación se reduce un escalón y pasa de ‘BBB+’ a ‘BBB’ para la deuda en moneda extranjera, y de ‘A-’ a ‘BBB+’ en moneda local. La revisión responde a una peor perspectiva económica para el país como consecuencia del impacto negativo por el COVID-19 -tanto en la economía mexicana como en Estados Unidos, el principal socio comercial – y la caída en los precios internacionales del petróleo. La perspectiva se mantiene como ‘negativa’, con riesgos de mayores ajustes a la baja en los próximos 12 o 24 meses.

De acuerdo a la calificadora, las consecuencias económicas de las medidas a nivel global para la contención del COVID-19 y el colapso en los precios del petróleo agravarán el bajo crecimiento de México. Ello les lleva a estimar un menor crecimiento real del PIB per cápita del país (-3% 2020), que se coloca por debajo de otras economías con un nivel de desarrollo económico comparable. S&P proyecta una contracción de entre (-) 2% y 2.5% del PIB real en 2020, con un rebote de 2% en 2021 y 1.8% para 2022-23. Esto implica dos años consecutivos de contracción y una recuperación moderada de la economía de 2021 en adelante.

La razón de este mal desempeño es atribuido por la calificadora a la incapacidad de la administración actual para generar confianza en el sector privado y detonar mayor inversión. Desde el anuncio en noviembre pasado de un programa de inversión en infraestructura, no ha habido mejoría en la confianza del sector privado y se ha retrasado una parte importante del proyecto (energía). Más aún, S&P considera que si se anunciara un programa de inversión en energía, existen pocos incentivos para el sector privado de invertir en refinerías y ductos dados los bajos precios.

A ello se suma la expectativa de ver menor consumo privado como consecuencia de las medidas de contención y mitigación del COVID-19, y una contracción de la actividad económica en Estados Unidos, principal socio comercial de México. Todos estos choques negativos superan cualquier impulso positivo de crecimiento en México que pudieran traer los proyectos de inversión en infraestructura o la ratificación del T-MEC. Finalmente, los bajos precios del petróleo pesan sobre la posición fiscal del país, afectan su presupuesto y la fortaleza financiera de PEMEX. Antes, S&P proyectaba precios cercanos a US$60dpb (Brent), pero ahora ha tenido que ajustarlos a US$30dpb, con implicaciones directas en la posición fiscal del país y la posición financiera de PEMEX.

Aunque el gobierno mexicano mantiene su compromiso de disciplina fiscal, la combinación de choques y desafíos tanto sociales como económicos y de salud, pondrán fuerte presión sobre el moderado margen fiscal del país y sus niveles de deuda. El menor crecimiento implicará menores ingresos en la recaudación y, si bien México cuenta con coberturas para compensar menores precios del energético en sus ingresos, además de un Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros, estos se erosionarán hacia 2021, por lo que esperan un aumento del déficit del gobierno (y de la deuda) este año y hasta 2023. Por ello, S&P proyecta déficits de 3% del PIB en promedio en el periodo 2020-2023 e incrementos en la deuda a 49% del PIB en 2021.

Las proyecciones aún dibujan un escenario de deterioro moderado, pues espera esfuerzos del gobierno para mitigar las consecuencias de los choques; además de que México es un país netamente importador de petróleo y la caída en los precios del energético impulsan una mejora en la balanza comercial y en la cuenta corriente del país. Sin embargo, ese deterioro moderado es suficiente para el ajuste a la baja y la continuidad de una perspectiva ‘negativa’, al considerar que el respaldo por parte del gobierno a PEMEX es casi cierto y lo que podría convertir a la empresa en un pasivo contingente moderado para el soberano.

Finalmente, la perspectiva ‘negativa’ responde al limitado margen fiscal del país, mayores pasivos contingentes fuera del presupuesto (especialmente del sector energético), una estrecha base tributaria no petrolera y limitados ahorros acumulados en fondos de estabilización. Si se extiende por más tiempo la debilidad del desempeño fiscal del país y, en consecuencia, aumenta su deuda, podría haber un nuevo recorte de calificación.

Elaborado por el departamento de Análisis de Intercam Casa de Bolsa.

Contacto: servicioaclientes@intercam.com.mx

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