Pemex: El plan es insuficiente | #AnálisisIntercam

El día de ayer se publicó el Plan de Negocios de Pemex 2019-2023. Si bien no hay grandes cambios contra lo anunciado en días anteriores, hay mayor claridad de la estrategia de las inversiones y da a conocer un pronóstico sobre su trayectoria financiera y operativa.

Pemex enfrenta tres problemáticas principales: El alto nivel de endeudamiento, la baja inversión y la elevada carga impositiva. Por ello, el plan contempla soluciones concretas a las problemáticas, aunque a nuestro parecer es una visión simplista sin viabilidad financiera y operativa de largo plazo, que no señala otros problemas estructurales como los pasivos laborales o los elevados costos de producción.

En ese sentido, los planteamientos de la nueva administración para solucionar la problemática son insuficientes. Es inevitable pensar que Pemex tarde o temprano perderá el grado de inversión por parte de calificadoras, e inclusive el soberano de México pudiera sufrir nuevos recortes en la calificación de crédito. Ello, derivado de los menores ingresos que recibirá de Pemex en los siguientes años por la reducción de la tasa impositiva, y por las aportaciones de capital que tendrá que hacer el gobierno para aumentar la inversión.

El plan contempla atacar la problemática de Pemex a través de cuatro principales estrategias:

Inversión

El plan de PEMEX contempla un cambio en las políticas de inversión de la empresa, para concentrarse en la exploración y producción de campos terrestres y de aguas someras, además de acelerar el desarrollo de nuevos yacimientos descubiertos. Se hace a un lado la explotación de aguas profundas, por sus altos costos y complejidad técnica.

El gobierno considera que los 21 pozos en exploración serán suficientes para aumentar la producción en más de 1,000 millones de barriles diarios; que si ben es posible es poco probable dada la historia del sector. Las grandes empresas petroleras alrededor del mundo exploraran muchos pozos para encontrar una producción atractiva y suficiente en la mitad, por lo que se antoja difícil pensar que la producción aumentará por la explotación de los pozos actuales.

La mayor parte de los requerimientos de inversión de capital de la empresa (alrededor de $11.5 mil millones de dólares en 2020) provendrían de los ingresos de la misma empresa ($5.2mm) y se complementarían con las aportaciones del gobierno ($3.3mm) y la reducción de la carga fiscal ($2.3mm).

Las empresas privadas aportarían 700 millones de dólares, según las proyecciones. El gobierno transferirá a PEMEX cerca de $141 mil millones de pesos, pero específicamente para financiar el proyecto de la nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. Además, hay que considerar que la inversión en Dos Bocas podría tener que ser mayor y no resuelve los problemas de producción e incorporación de reservas que enfrenta PEMEX.

Adicionalmente deja fuera la inversión privada en tecnologías de punta, que estimularía la producción.

Si bien es cierto que la inversión privada ha tenido pocos resultados, la observación de los mismos ha sido en un corto tiempo, en donde el sector energético necesita grandes inversiones de capital pero en un lapso de tiempo prolongado. Las empresas privadas del sector energético alrededor del mundo invierten en un periodo no menor a 20 años.

Con ello, PEMEX espera ver un aumento de 9.9% en la producción de petróleo en 2020 y 11% en 2021; esto significa un aumento de la producción de 1.7 millones de barriles diarios en 2019 a 1.86 en 2020 y 2.07 millones en 2021. Se trata de una meta ambiciosa, pues dentro de los campos que desea explotar PEMEX, el más importante de ellos (Ixachi) sólo aportaría 80 mil barriles diarios en dos años.

Limitar la inversión privada

Los contratos para la participación de privados se basarán en una nueva versión de los Contratos de Servicios Integrados de Exploración y Extracción (CSIEE), en los que PEMEX mantiene la titularidad de la asignación y permanece como operador. Se permite a los privados aportar inversión y realizar actividades en refinería, petroquímica y otras líneas de negocio, excepto en exploración y producción. En general, las empresas privadas ayudarían a aportar infraestructura y servicios relacionados con la producción, pero no aportarían a la actividad misma de producir crudo.

Esto limita sustancialmente al capital privado para compensar las carencias de la petrolera en términos de inversión para exploración y producción. El esquema de participación privada vuelve a ser similar al existente previo a la reforma energética, aunque agrega la posibilidad de aprovechar la participación de privados para incrementar el factor de recuperación de aceite y gas en campos maduros. Los ‘farmouts’ se mantendrán vigentes hasta la conclusión de los periodos estipulados en contratos.

Disminuir la carga fiscal

El respaldo que espera PEMEX por parte del gobierno para cumplir sus obligaciones financieras y metas de inversión se calcula en alrededor de $128 mil millones de pesos para los próximos tres años (2020-2022). El apoyo vendrá de reducciones en el pago de derechos por utilidades de una tasa del 65% al 54% al 2021. El gobierno federal dejará de percibir $45 mil millones de pesos en 2020 y $83 mil millones en 2021 por modificaciones en el régimen fiscal, relacionado con el pago de Derechos de Utilidad Compartida (DUC).

No aumentar el endeudamiento

PEMEX buscará evitar endeudarse más y mejorar su balance presupuestal. Ejecutará una política de refinanciamiento a través de una administración de sus pasivos y la diversificación de sus fuentes de financiamiento que le den mayor flexibilidad presupuestal.

A través de operaciones de manejo de pasivos buscará mejorar el perfil de vencimientos y optimizar la estructura de las obligaciones; es decir, reducirá la concentración de vencimientos de deuda en los próximos tres años y se buscará refinanciamiento en el mercado local y el crédito doméstico. Esto último incluye la cooperación con la banca de desarrollo e instituciones de crédito a la exportación, y la participación de extranjeros a través del mercado local.

La estrategia ya ha comenzado a ejecutarse mediante refinanciamientos acordados con bancos establecidos en México, pero quedan algunas dudas sobre el atractivo entre agentes del mercado local por participar y la disponibilidad del capital necesario para refinanciar una deuda que asciende a $2 billones de pesos. Además implica elevar los costos de financiamiento.

Consideramos que algunos de los problemas adicionales a lo que señala el plan son los elevados costos de producción y los pasivos laborales. En el primer caso el costo de producción de Pemex en el último año es de cerca de 14 dólares por barril. Si bien es cierto que es de los más bajos del mundo, se ha elevado considerablemente en los últimos años.

Además, buena parte de la eficiencia de los costos de producción por barril es atribuible a la explotación de grandes pozos petroleros como en su momento fue Cantarell, cuando en el 2004 producía más de 2 millones de barriles diarios. A la fecha, el pozo petrolero más grande produce 400 mil barriles diarios, por lo que no existen economías de escala ni eficiencias en la producción en dimensiones similares. De hecho, el costo por producir un barril en México asciende a cerca 14 dólares que si bien es de los más baratos en el mundo, se ha venido incrementando en los últimos años por el agotamiento de los diversos pozos de gran escala.

El plan señala que el costo por producir el barril a partir del 2020 será de menos de 5 dólares, situación que se antoja difícil dado que no es de esperarse el descubrimiento de nuevos campos gigantes. Esto implica, un costo menor que el de Arabia Saudita que asciende a más de 5 dólares por barril, y que es el costo de producción más bajo del mundo. Por otro lado, hay que señalar que la productividad en barriles de Pemex por persona empleada, es de las menores del mundo.

Pemex tiene un problema estructural que el nuevo plan no aborda, que son los elevados pasivos laborales. En ese sentido, los pasivos contingentes ascienden a más de 1.1 billones de pesos y no se explica la estrategia de su fondeo. Este es un riesgo considerable en el largo plazo, porque si bien están fuera de balance, comprometen la situación financiera y su viabilidad.

Conclusión

Creemos que el plan anunciado es insuficiente, el riesgo de ejecución es importante y es contrario a las indicaciones de las principales calificadoras, que señalaban la necesidad imperiosa de invertir en proyectos productivos, remarcaban la elevada dependencia de las finanzas públicas en Pemex, y la necesidad de abrir de nueva cuenta el sector energético a la inversión privada. Es así que no descartamos que haya una nueva revisión en las calificaciones crediticias.

Además, nos parece que el plan es ambicioso y que puede comprometer las finanzas públicas del país. Con mayores recursos destinados a la petrolera, menores ingresos de su principal contribuyente y ante una desaceleración pronunciada en la economía, se antoja difícil lograr el objetivo fiscal planteado por el gobierno. Ello considerando que el ahorro en gastos ha sido importante y que consideramos que existe poco espacio para seguir recortando el gasto público.

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