Se pausan los aranceles | #AnálisisIntercam

El pasado 1 de febrero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump firmó una orden ejecutiva según la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), ordenando aplicar una tarifa de 25% sobre productos mexicanos, con el fin de atacar la situación de emergencia que representa la migración y el tráfico de drogas, incluyendo el fentanilo. La orden faculta al presidente de Estados Unidos a establecer las medidas necesarias para atender las amenazas de seguridad nacional o económicas provenientes del exterior.

Hace unos minutos la presidenta Claudia Sheinbaum anunció una serie de compromisos entre ambos países, tras haber tenido una conversación con Trump y se pactó poner en pausa la imposición de aranceles por un mes.

Estados Unidos se comprometió a trabajar para evitar el tráfico de armas en tanto México reforzará la frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional para evitar el tráfico de drogas a México a Estados Unidos. Ambos equipos empezarán a trabajar en materia de seguridad y comercio.

No podemos descartar nuevos episodios de volatilidad tras las amenazas, más aun de cara a la revisión del TMEC, y del estudio que ordenó Trump el pasado 20 de febrero en materia de déficit comerciales. Sin embargo, parece que tras los eventos ocurridos el fin de semana, es posible asumir que la imposición de tarifas se mantendrá como una arma punitiva para lograr los objetivos del presidente de Estados Unidos.

En primera instancia, la principal variable de ajuste fue el tipo de cambio. La libre flotación en el tipo de cambio es la manera más inmediata de reflejar un choque y el cambio en el panorama. Aunque el peso se ha depreciado 21.6% desde el cierre de mayo a la fecha, la imposición de aranceles había quedado únicamente en amenazas, sin haber sido incorporada en los precios de los activos hasta el cierre del viernes 31 de enero.

En la apertura de los mercados asiáticos el tipo de cambio ya estaba comenzando a incorporar la aplicación de las tarifas en México llegando a cotizar en un nivel de 21.24 pesos por dólar en donde algunos agentes del mercado sugieren que de mantenerse los aranceles, el peso podría alcanzar niveles de hasta 24 pesos por dólar en los próximos meses. En la medida de la implementación de aranceles permanezca en el tiempo, es posible anticipar una mayor depreciación. Sin embargo, tras el anuncio de la pausa, el tipo de cambio al momento de redactar este documento se ubica en 20.51 pesos por dólar.

En conferencia de prensa hoy por la mañana con inversionistas el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, señaló que considerando una depreciación del 10% de nuestra moneda, la carga arancelaria, caería 12% señalando que el nivel de equilibrio es de 18.70 pesos por dólar.

Otros de los puntos relevantes de Ramírez de la O, es que México cuenta con varios “buffers” para mitigar el impacto de los aranceles. Un entorno macroeconómico estable, sólidas finanzas públicas, reiterando una vez mas el compromiso de recortar el déficit de 2 puntos porcentuales del PIB, tipo de cambio flotante y reservas internacionales por mas de 230 mmdd, mas líneas de crédito
flexibles. La SHCP ya tiene casi todas sus necesidades de fondeo de deuda denominada en moneda extranjera en este año con la emisión de 8,500 mdd y 2,500 millones de euros que se colocaron recientemente en el mercado con una fuerte sobredemanda.

De momento es difícil estimar un escenario con cierto grado de certidumbre, ya que existen muchas variables que son desconocidas, como la magnitud de los aranceles, las medidas de retaliación y la temporalidad de los mismos. En primera instancia, como lo mencionamos el tipo de cambio será la primera variable de ajuste. Una depreciación en nuestra moneda podría evitar que los precios en dólares de los productos mexicanos que se venden en Estados Unidos aumenten en una magnitud semejante a la del arancel y permitiría que las exportaciones mexicanas mantengan cierta competitividad en el mercado norteamericano.

Sin embargo, al mismo tiempo es previsible que una parte del incremento en el arancel sea traducido al consumidor final quienes irremediablemente definirán sus opciones de compra con base en los precios, haciendo menos eficiente el proceso productivo de ciertas industrias que están altamente integradas con México. Por lo tanto, la trayectoria desinflacionaria en Estados Unidos podría obstaculizarse, y con ello la Reserva Federal podría extender la pausa de los recortes por más tiempo de lo inicialmente estimado en la tasa de fondos federales.

Para México el sector exportador será el más impactado, pues podemos asumir que la demanda de productos mexicanos sea menor. Las exportaciones son aproximadamente el 30% del PIB y de las exportaciones el 83% se destinan a Estados Unidos.

Aunque somos el principal socio comercial, pues más del 15.6% de lo que importa Estados Unidos proviene de México y el 16.3% de sus exportaciones americanas tienen como destino final nuestro país, es importante destacar que existe una asimetría en la relación comercial considerable entre ambos países.

México podría responder con medidas retaliatorias. Aunque consideramos que no serán generales. Los aranceles que se podrían imponer en Estados Unidos afectarían principalmente a los estados con gran cantidad de manufacturas, y serían en todo caso aranceles que estarían encaminados a ejercer una fuerte presión política, porque lo que se busca es desinhibir la permanencia de las tarifas hacia México. Esperaríamos que tal y como sucedió en el 2016, se realice una labor importante sobre la precisión de los aranceles en los productos clave de Estados Unidos.

Aun sin medidas retaliatorias, Estados Unidos pudiera tener consecuencias importantes. La fuerte integración de las cadenas productivas, originaría una industria más débil en ese país, pues el consumidor- dado el incremento en costos y luego en precios- decantaría por otros productos sustitutos que se importan de otros mercados. Implementar aranceles sostenidos no les conviene porque encarecería significativamente los productos americanos y la producción de ese país se tornaría menos competitiva y eficiente.

A primera instancia, si se renuevan las amenazas de tarifas y se mantienen por un tiempo prolongado, es posible dibujar un escenario de recesión para la economía mexicana. Hay que recordar que al cierre del 4T25 se mostró una marcada desaceleración con una contracción en el producto. Es posible suponer una caída de la demanda externa de Estados Unidos en 10%. Las exportaciones representan el 30% de la economía mexicana, es así que un arancel que sea permanente pudiera originar una caída profunda en la actividad económica mexicana. Estudios del PIIE (Peterson Institute of International Economics) señalan que la economía mexicana pudiera enfrentar una recesión del 2% en este año.

Sin embargo, el impacto final para México y Estados Unidos puede ser significativamente mayor, pues ambas economías están fuertemente integradas.

Una interrupción en las cadenas de suministro de manera prolongada originaría distorsiones en México y en Estados Unidos pues representa un choque. En ambos países, es posible estimar aumento en los costos para las empresas, eliminando una gran cantidad de puestos de trabajo y, en última instancia, elevando los precios al consumidor, dislocando la lucha en contra de la inflación. Sin embargo, existen ciertos factores que pudieran mitigar el impacto.

Posiblemente los productores en Estados Unidos estén dispuestos a absorber parte del incremento en el arancel. Adicionalmente la falta de sustitutos en ciertos sectores como el de autopartes pudiera ser un amortiguador. Finalmente, si el tipo de cambio se ajusta en cierta magnitud, el impacto final será menor.

Ciertos sectores de la economía estadounidense se verán mas afectados, como el automotriz, y la agroindustria. Por ejemplo en el sector automotriz, se estima que los precios de los automóviles fabricados en Estados Unidos, podría aumentar hasta 3,000 dólares. A la fecha, Estados Unidos vende cerca de 16 millones de autos por año. En el caso de México, en los últimos 12 meses, México exportó 2.8 millones de unidades a Estados Unidos y de acuerdo con cifras preliminares 108 mil millones de dólares en autopartes. En el caso de la industria automotriz y de autopartes, existen ciertos componentes que cruzan la frontera entre 7 y 8 veces, por lo que la aplicación de un arancel en el proceso productivo podría ser desastroso con implicaciones negativas para la industria de ambos países.

En el caso de los productos agropecuarios, el impacto también sería significativo, pues México el principal país exportador de frutas y verduras en ese país. Aunque el daño sería asimétrico entre México y Estados Unidos, en ciertas industrias podría significar un impacto sustancialmente considerable.

Con cifras de cierre del 2024, México exportó el 83% de las exportaciones hacia Estados Unidos, de estas el 84% son exportaciones no petroleras. En un análisis más detallado de las exportaciones no petroleras, las manufactureras representaron el 89.8% del total, alcanzando los 554,444 mdd. Cabe destacar que casi el 80% de las exportaciones manufactureras son de la categoría de productos metálicos maquinaria y equipo en donde destacan los productos automotrices (35%), equipos y aparatos eléctricos y electrónicos (17%) y la maquinaria y equipo especial para industrias diversas (16%).

Cuando revisamos las cifras de la balanza comercial entre México y Estados Unidos para los bienes intermedios encontramos que prácticamente se encuentra en equilibrio, es decir el monto de exportaciones es prácticamente igual que el de importaciones. Para muestra, entre enero y noviembre del 2024 las exportaciones de bienes intermedios de nuestro país a EE.UU. fueron de 188 mil millones de dólares, mientras que las importaciones de bienes intermedios fueron equivalentes a 185 mil mdd. De esta manera, la balanza comercial para los bienes intermedios es de apenas 3 mil mdd.

Al revisar el desempeño del comercio exterior (exportación + importación) de bienes intermedios entre México y Estados Unidos encontramos que hay una relación directa, y es la señal más clara de la integración de ciertas cadenas productivas. Esto demuestra la complejidad a la hora de implementar las tarifas de esa dimensión para México.

Consideramos que ha quedado en evidencia que las amenazas sobre la imposición de aranceles es una herramienta de presión y negociación. No podemos descartar que en un futuro seamos objetos de futuras amenazas e inclusive se materialicen, con efectos puntuales en el marco macroeconómico. La enorme integración comercial entre México y Estados Unidos originará costos importantes en ambos países en materia económica. Los principales defensores en la imposición de tarifas, serán las empresas americanas cuya cadena de proveeduría proviene de México.


Esperamos que el componente de inversión que se ha visto fuertemente afectado, se mantenga en terreno de contracción todo el año, exacerbando la debilidad económica. Pareciera que la amenaza y la imposición de los mismos será la dinámica de cara a la revisión del TMEC, por lo que es posible anticipar una mayor debilidad económica de la inicialmente estimada.


Al final de cuentas, la imposición de un arancel de esa magnitud de Estados Unidos a sus principales socios comerciales (México y Canadá) podría desacelerar el crecimiento económico y distorsionar la trayectoria de inflación de ese país, pero las consecuencias para México serán mas considerables afectando de manera puntual la relación bilateral entre ambos países.

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