En detalle: Según el FMI…

Patricia Berry

El Fondo Monetario Internacional es, probablemente, la institución que analiza la economía global que los analistas consideran más confiable. Cada 3 meses, el Fondo publica una colección de estudios (World Economic Outlook) relativamente profundos de las economías de una gran cantidad de países, que concluyen con una proyección del crecimiento que tendrán en los próximos años, bajo ciertos supuestos. Una vez que cuentan con una estimación de la futura trayectoria de los países, el Fondo los clasifica de distintas maneras, y se calculan proyecciones de crecimiento de agregados, como el tipo de economía – desarrollada o emergente – o de la región a la que pertenecen – Latinoamérica, Asia, Zona Euro, etc. Al final, hacen el agregado de todas y determinan el panorama futuro de la economía mundial que consideran más probable.

El crecimiento económico en 2015 se empezó a proyectar desde finales de 2013, en medio de condiciones mucho más propicias que las que predominan actualmente. El avance que se esperaba entonces a nivel global era de 3.9%. Con el paso del tiempo, y considerando los cambios en las economías alrededor del mundo, la expectativa de avance en 2015 aumentó hasta 4% en julio de 2014, y desde entonces ha disminuido poco a poco, hasta llegar al 3.3% del último reporte.

La trayectoria de las estimaciones refleja cómo han venido evolucionando las condiciones económicas en el mundo. La primera parte del año 2014 fue de gran estabilidad en las proyecciones a nivel global, gracias a una recuperación más clara en Europa, mientras la expectativa para Estados Unidos se deterioró primero, y luego recuperó. La última parte de 2014 y este año las estimaciones se han moderado por una importante reducción en las de China, un nuevo deterioro en las de Estados Unidos, y proyecciones para Europa entre estables y a la baja.

Esta semana se dieron a conocer las nuevas proyecciones de crecimiento y muestran una pequeña disminución del avance esperado de la economía global en el último trimestre, en su mayor parte resultado de una reducción en el desempeño de Estados Unidos, de 3.1% que se esperaba en abril, a 2.5% estimado en julio. Las estimaciones de las economías europeas más importantes se mantuvieron estables o mejoraron, como es el caso de España. Entre las economías emergentes, la expectativa de China no cambió, pero las de Brasil y México bajaron: la de Brasil porque cada día se profundiza más la desaceleración, y la de México porque refleja la moderación del crecimiento de Estados Unidos y, en menor medida, la caída de los precios del petróleo.

Actualmente es especialmente difícil pronosticar el crecimiento futuro, ya sea de los países o del mundo, porque hay eventos de importancia fundamental que aún se encuentran en proceso de definición. El sentimiento y la confianza son, a fin de cuentas, lo que mueve a las economías, y por ahora dependen del desenlace de la problemática de Grecia, del éxito o el fracaso de los esfuerzos para detonar el crecimiento en China y en Japón, y de la posible reacción al alza de las tasas de interés en Estados Unidos.

Según el FMI, entonces, el panorama se ha venido deteriorando para este año. Sin embargo, con todo y los fuertes problemas que enfrenta el mundo, nosotros seguimos sesgados al optimismo. Nos parece difícil que los problemas no se puedan superar, si tenemos a las autoridades alrededor del planeta perfectamente conscientes de lo que ocurre, y haciendo todo lo posible para que las cosas salgan bien.