El mundo en tránsito

En los mercados. Por: Patricia Berry

En el mundo del dinero y las inversiones, todos estamos siempre atentos al desempeño de las economías y a la interpretación de los inversionistas del entorno de las empresas. Siempre están en el radar los bancos centrales, las cifras de inflación, de ventas al menudeo o de producción industrial. Las tasas de interés son clave, igual que las utilidades de las empresas, el comportamiento del mercado petrolero, de las monedas, o de las bolsas. Vivimos precios y soñamos rendimientos.

Pero la realidad es que los acontecimientos financieros no ocurren en el vacío. El comportamiento de la economía es el resultado del agregado de las decisiones de las personas, que están organizadas y dirigidas por las fuerzas sociales y políticas. A través de las decisiones de la gente común y corriente, la política y la economía se determinan una a la otra.

Traemos esto a colación porque, más allá de los mercados financieros, estamos siendo testigos de acontecimientos que parecen ser el inicio de cambios muy importantes en el mundo; cambios que se han venido gestando durante décadas, al avanzar la globalización, y que se han acelerado en los últimos años con el desarrollo de la tecnología y el estancamiento del crecimiento; cambios que bien pueden definir un nuevo orden social, económico, político y geopolítico.

En los primeros años después de que estalló la crisis hipotecaria en Estados Unidos, los gobiernos cambiaron de manos alrededor del mundo. Los partidos de centro-derecha que gobernaban entonces, perdieron la confianza de los electores, que sintieron que sus políticas económicas permitieron que surgieran las condiciones que llevaron a la crisis. Además, en medio de la confusión y la sensación de emergencia de aquellos días, los gobiernos reaccionaron con lentitud, aumentando la incertidumbre y alimentando la desconfianza. El resultado fue la “Gran Recesión”.
La reacción no se hizo esperar y el poder pasó a los partidos liberales, socialistas o de centro-izquierda – en Estados Unidos eligieron a Obama, en España a Rajoy, en Francia a Hollande, en Italia a Renzi, en Inglaterra a Cameron, y los cambios se extendieron a Portugal, Irlanda, Grecia, Japón, México, y más.

Los nuevos gobernantes, sin embargo, siguieron siendo de los partidos tradicionales y los personajes de siempre. Y no tuvieron mucho margen, o imaginación, para hacer cambios en las políticas económicas: en mayor o menor medida, según el país, la idea siguió siendo reducir los déficits de los gobiernos con severas medidas de austeridad. Las economías quedaron totalmente en manos de los bancos centrales, y la política monetaria se convirtió en la única herramienta para reactivar la inversión y el crecimiento. Pero no ha sido suficiente.

Después de 8 años de reformas, medidas de austeridad, estímulo monetario tradicional y hasta experimental, la economía global sigue estancada en niveles de crecimiento apenas positivos. Y esto quiere decir que, alrededor del mundo, la gente lleva 8 años viendo cómo se deteriora su nivel de vida, y sin grandes esperanzas de mejora en el futuro previsible.

Seguramente, hubo sociólogos, politólogos, o pensadores que vieron venir, y advirtieron, de una reacción por parte de las sociedades en algún momento. No pudieron haber pasado completamente de noche la evolución de las economías más desarrolladas, que las llevó de la industria a los servicios, con severos efectos en el mercado laboral, la existencia de implicaciones sociales de la globalización, o el papel que han jugado las nuevas tecnologías en todos los campos y de tantas maneras, desde la sustitución de trabajadores por procesos de automatización y robots, hasta la forma y velocidad a la que se comunica la gente, que ya vimos fue determinante en la Primavera Árabe. Sin embargo, como se trata de cambios muy sutiles, por lo menos en el día a día de los mercados, estas advertencias no tuvieron gran eco.

Gran Bretaña y el Brexit

leaveEUAsí fue que resultó totalmente inesperada la votación en Inglaterra a favor de salir de la Unión Europea, el “Brexit”. Hemos vivido la globalización por tantos años que a nadie se le ocurría que pudiera haber quien siquiera pensara en dar un paso atrás. Nadie se imaginó que la mayoría de la población inglesa prefiriera tener el control total de sus fronteras y la inmigración, que mantener el libre comercio con la Unión Europea.

Fue el primer episodio en un país desarrollado de un claro y fuerte rechazo de la gente común y corriente al “establishment,” a las reglas y personas de siempre, a la pérdida de soberanía que significa pertenecer a una unión de países, y a la inmigración, por temor a tener que competir por los empleos, o a poner en riesgo la seguridad.

Estados Unidos y Trump

In this Sept. 30, 2015, photo, Republican presidential candidate, businessman Donald Trump talks during a campaign stop in Keene, N.H. After seven years of the political drama known as "Obamacare," you might think voters would be tired of big ideas for revamping health care. If so, the presidential candidates seem to have missed the memo. Trump says his replacement plan would be different. He’d make sure everybody in the country is covered, something not even Obama accomplishes. Trump says he’d make a deal with hospitals, and most people would still have private coverage.  (AP Photo/Steven Senne)

(AP Photo/Steven Senne)

Y luego vino el triunfo de Trump, el 8 de noviembre, en la elección presidencial de Estados Unidos – otro resultado totalmente inesperado. El mensaje de reto al establishment de Washington nunca lo habíamos oído tan claro y tan fuerte. El rechazo a la continuidad del rumbo del país que significaba Clinton, quizá fue la calve de todo. Pero también los múltiples discursos de Trump cul

 

pando a la inmigración y al libre comercio de la falta de empleos para obreros, del aumento del crimen y del riesgo de ataques terroristas, que sacaron a la luz los sentimientos de muchos que se ven desplazados y se consideran olvidados por el Estados Unidos de hoy, más incluyente y tolerante, e inmerso en la globalización.

Trump conquistó la imaginación de muchos americanos promedio – conservadores, muy patriotas, nacionalistas, y un tanto intolerantes – con la idea de un empresario exitoso en la Casa Blanca, populista, antiestablishment, anti-inmigrante, y proteccionista, que promete recuperar la grandeza de Estados Unidos que estas personas sienten perdida.

Italia y Beppe Grillo

559ceee5c46188f62d8b4578El siguiente evento político fue el referéndum de Italia del 4 de diciembre, convocado por el primer ministro Matteo Renzi, para reformar la constitución. La situación económica de Italia es aún muy precaria y las condiciones de la banca son muy frágiles. Renzi buscaba limitar el poder de la cámara alta de senadores del parlamento a cuestiones locales y regionales, dejando las decisiones nacionales sólo en manos de la cámara baja de diputados. Con esto, habría muchas menos discusiones y desacuerdos, y las reformas económicas y financieras se podrían aprobar más fácil y rápido. Además, se reducirían las solitudes de votos de confianza contra el primer ministro, con lo que los gobiernos serían más estables (en Italia han habido 68 primeros ministros en los últimos 70 años!).

Tan seguro estaba Renzi del éxito de su propuesta, por las reacciones iniciales, que prometió renunciar si no se aprobaba el referéndum. Pasaron los días y las campañas de los opositores, las encuestas se voltearon, y la respuesta al referéndum fue un rotundo NO! a los cambios en la constitución. Renzi renunció y dejó su puesto esta semana en manos de Paolo Gentilioni, su ministro del exterior, quien deberá formar un nuevo gobierno, con la encomienda de dar prioridad a la creación de una nueva ley electoral.

Desde luego, es posible que el nuevo gobierno se sostenga hasta que termine el mandato del congreso en febrero de 2018, pero es más probable que se convoque a una elección general antes, tan pronto como esté lista la nueva ley, quizá para la primavera de 2017.

Aunque en Italia hay varios partidos que cubren todo el espectro político, el más grande y popular por ahora, después del Partido Democrático de Renzi, es el Movimiento 5 Estrellas, un partido fundado por el comediante Beppe Grillo que inmediatamente pidió que se convoque a una nueva elección. El M5S es un partido populista, anti-establishment que pretende sacar a Italia de la Unión Europea, y que verdaderamente preocupa a la cúpula política de la Zona Euro.

Austria y Hofer

austria-hoferEn mayo pasado, antes de la votación del Brexit, Austria fue a las urnas para elegir al nuevo presidente entre dos candidatos principales: Alexander Van der Bellen, independiente y líder del Partido Verde, y Norbert Hofer, del Partido de la Libertad de Austria, de la extrema-derecha. Van der Bellen era el candidato liberal y tolerante, el candidato del establishment. Hofer era el candidato populista, nacionalista y anti-inmigración, heredero de la extremaderecha nazi. Van der Bellen ganó en mayo apenas por 30 mil votos y, el resultado se protestó por cuestiones técnicas en el conteo de votos. Las cortes decidieron que se llevara a cabo una nueva votación en diciembre. Tras la sorpresa del Brexit en junio, y con las encuestas cerradas, la nueva votación en Austria fue cobrando cada vez más importancia en la Zona Euro, y más todavía en los círculos políticos después de la elección de Trump. Hace una semana, el 4 de diciembre, los austriacos votaron nuevamente a favor de Van der Bellen y el status quo. Hofer hubiera sido el primer candidato de la extrema-derecha en llegar al poder desde la Segunda Guerra Mundial, y su fracaso fue un respiro de alivio para los líderes europeos, que contrarrestó una parte de la decepción por el referéndum de Italia.

Holanda y Wilders

holanda-wildersHolanda sostendrá elecciones generales el 15 de marzo del año próximo. Actualmente, Mark Rutte, líder del Partido Liberal, de centro-izquierda, es el primer ministro, y seguro de que ganará la elección de nuevo, ha declarado que no estará dispuesto a formar un gobierno de coalición que incluya a Geerts Wilders, del Partido de la Libertad. Wilders es el líder del partido de extrema-derecha y actualmente encabeza las encuestas con una plataforma populista de anti-austeridad, antiinmigración y anti-euro. En estos días, las cortes de justicia lo encontraron culpable de usar lenguaje de odio contra los marroquíes en Holanda durante eventos de campaña, pero para él no es extraño enfrentar a la justicia por estas cosas. Es más, de sus roces con la justicia, normalmente sale fortalecido. En ocasiones anteriores, ha pedido que se prohíba el Corán, que se cierren las fronteras a la inmigración, y ahora ha prometido que, de ganar la elección, inmediatamente convocaría a un referéndum para sacar a Holanda de la Unión Europea. Se queja, como los otros líderes populistas en Europa, de la pérdida de soberanía por pertenecer a la UE.

Francia y Marine Le Pen
stream_imgEl mandato de Hollande como presidente de Francia termina en mayo de 2017, cuando los franceses acudirán a votar en una nueva elección general. Hollande, del Partido Socialista, simplemente no ha podido cumplir con sus promesas de llevar a cabo las reformas necesarias para reducir el déficit y detonar el empleo y el crecimiento. Sabe que no cuenta con el apoyo de la población y se ha retirado como candidato en la próxima elección. El candidato del PS de centro-izquierda será Manuel Valls, ex-primer ministro que no entusiasma a nadie. Todo parecía perdido para la izquierda en las votaciones preliminares de enero, hasta que recientemente ha surgido Emmanuel Macron, un popular ex-ministro de economía, como candidato independiente de los trabajadores. Macron se dice ser ni de derecha ni de izquierda, pero está llamando la atención de los socialistas, hasta ahora tan divididos, y puede acabar siendo un caballo negro en esta elección. Si no hay sorpresas, sin embargo, el escenario parece estar listo para una confrontación cara a cara entre candidatos de derecha: el conservador Francois Fillon del partido Los Republicanos de centro-derecha, y Marine Le Pen, del partido Frente Nacional de extrema-derecha. Hasta ahora, las encuestas favorecen a Fillon, con posturas mucho más moderadas, pero no se puede descartar a Marine Le Pen, anti-austeridad, anti-inmigración y, sobre todo, anti-euro, quien tiene como primer objetivo sacar a Francia de la Unión Europea, y que poco a poco viene ganando terreno en las preferencias.

Alemania y Angela Merkel ¿por 4ª vez?

En Alemania están programadas las próximas elecciones generales para el 22 de octubre de 2017 a más tardar. Angela Merkel, hasta ahora al frente de una coalición conservadora de derecha e izquierda, buscará su tercera reelección y cuarto período de gobierno.

Pero esta vez no parece tan fácil. Por un lado, Merkel ha perdido popularidad desde que permitió la inmigración de 890 mil refugiados, y por otro, ha tenido que dar concesiones y suavizar algunas de sus posturas para mantener unidos a los partidos que forman su coalición. Y, además de las cuestiones políticas internas, no podemos ignorar que la fortaleza geopolítica de Merkel como virtual líder de la Unión Europea no puede dejar de deteriorarse ante la fuerza con la que han surgido los partidos y candidatos anti-euro en distintos países.

Los partidos de izquierda ya sostienen reuniones para armar una plataforma hacia la elección, esperando conquistar a algunos de los aliados conservadores de Merkel, pero no tienen gran apoyo. Más bien, el problema principal para Merkel y la coalición es cómo enfrentar el reto que presenta el partido populista de derecha, Alternativa para Alemania, que es el que ha venido ganando más simpatizantes, aparentemente arrastrados por las corrientes populistas que están cobrando fuerza en toda Europa.

Todavía no se ve muy claro el panorama que enfrentará Merkel – la derecha no ha presentado candidatos opositores que destaquen, o propuestas políticas definidas para gobernar; pero lo cierto es que, por lo menos por ahora, la posición de Merkel no parece tan sólida como en otras ocasiones. Pero ya veremos cómo se van acomodando las cosas para Merkel en el tiempo.

Gran Bretaña y Theresa May

merkelFinalmente, como resultado de la incertidumbre política que ha causado el Brexit, no podemos descartar que el gobierno de Theresa May no pueda sostenerse, y que el parlamento determine convocar a una elección general antes de la fecha oficial en 2018. En este momento, nosotros pensamos que probablemente hay más arrepentimiento que alegría por haber votado por salir de la Unión Europea, y que los conservadores mantendrían el poder, pero como ya vimos hace unos meses, todo puede pasar.

¿Y luego?

Gracias a que el Brexit y a la elección de Trump son eventos que se espera tengan efectos de largo plazo sobre la economía global, los cambios en las tendencias sociales y políticas por fin están en el radar de los mercados. Esto significa que tendremos que seguir viviendo y tomando decisiones de inversión en medio de altos niveles de incertidumbre; significa que las condiciones estarán en constante cambio y que las estrategias de inversión se tendrán que ir adaptando y que no podrán ser de largo plazo; significa que no nos podremos distraer de lo que ocurre en el entorno para poder identificar las oportunidades, y que deberemos ser muy flexibles para incorporar los cambios. Parece que no será un año fácil para los inversionistas, que no quiere decir que no pueda ser un año de buenos rendimientos.

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