Crónicas Trumpianas: Semana 5
Reporte Especial. Por Jorge Berry.
Visión 3D Viernes 24 de febrero de 2017.
Frentes Abiertos
Nexos con Rusia
El escenario mas vulnerable para Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, tiene su origen en Moscú, en noviembre de 2013. El entonces empresario y dueño del concurso de belleza Miss Universo, llevó la final del certamen a la capital de Rusia, a través de Herman Gref, ministro de finanzas de Vladimir Putin de 2000 a 2007, y dueño del banco mas grande de Rusia, el Sberbank PJSC. Allá y entonces se gestó la red de relaciones de Trump con la oligarquía rusa. Y es de donde vienen los rumores de la existencia de un video comprometedor, en el que supuestamente aparece Trump en una orgía con mujeres rusas en la suite de su hotel.
Rusia vuelve a aparecer en la vida de Trump en plena campaña presidencial. Ante una situación problemática con la élite del partido republicano, Trump decide reemplazar a su jefe de campaña. Deja el puesto Corey Lewandowski, y lo asume Paul Manafort, conocido cabildero republicano en Washington, quien sirvió en la Casa de Blanca de Ronald Reagan en los 80s.
Al señor Manafort le duró poco el gusto. Apenas unas semanas después se dio a conocer en los medios que su nombre aparecía en una lista de pagos ilegales en Ukrania. Manafort fue asesor de Víctor Yanukovych, el títere que, con el apoyo de Vladimir Putin y la participación de Manafort, ganó unas cuestionadas elecciones en Ukrania. Poco después, la llamada “Revolución Naranja”, derribó a Yanukovich, quien salió huyendo para Rusia. En su abandonada casa presidencial, se recuperan, además de obras de arte de altísimo valor y hasta un zoológico privado con animales en peligro de extinción, documentos con una relación de pagos en la que el nombre de Paul Manafort aparece con un cobro de 12.5 millones de dólares. Él lo niega.
Manafort también participó en un proyecto millonario con el oligarca ukraniano Dmytro Firtash. Iban a renovar el Hotel Drake en Nueva York. Pero el proyecto se cayó, y el departamento de justicia de Barak Obama abrió una investigación sobre Firtash, quien huyó. Estados Unidos solicitó su detención a Interpol, y dieron con él en Austria, donde están buscando su extradición. Todo iba aparentemente bien, aunque ahora hay dudas sobre la intención del nuevo procurador Jeff Sessions, de seguir con el caso. Pero en la audiencia en Austria para el juicio de extradición, los enviados de EU se toparon con que España también solicitó la extradición de Firtash, y no se sabe a dónde ira primero.
Esto, desde luego, es parte de la investigación abierta que el FBI sigue sobre los continuos y frecuentes contactos de altos oficiales de la campaña de Trump con ciudadanos rusos, algunos identificados como agentes de inteligencia.
No hay que ser un genio para encontrar un preocupante (para Estados Unidos) hilo conductor. La cosa va así:
1. Paul Manafort
2. El general Michael Flynn, quien, a solo unos días de haber asumido como consejero nacional de seguridad, tuvo que renunciar al comprobarse que mintió sobre el contenido de sus llamadas telefónicas con el embajador de Rusia, antes de la toma de protesta de Trump.
3. Los reiterados tuits y mensajes de Trump expresando simpatía por Vladimir Putin.
4. El comprobado hackeo de los rusos al partido demócrata, y a la campaña de Hillary Clinton.
5. La mesurada reacción de Putin a las sanciones impuestas por el presidente Obama al hackeo ruso, y el subsecuente aplauso trumpiano.
6. Los intentos de la Casa Blanca por bloquear a los medios que buscan información del tema, y la campaña de deslegitimación de la prensa.
7. La estrategia de influenciar indebidamente al FBI y a los comités del Congreso encargados de la investigación de los lazos Trump-Rusia.
8. La negativa del presidente de dar a conocer su declaración de impuestos, para comprobar que no existen nexos financieros con Rusia o sus ciudadanos.
El sistema de contrapesos en la Unión Americana haría pensar que una investigación a fondo es inevitable. Pero se requiere de la voluntad política de los republicanos. Por fin tienen el poder absoluto en prácticamente todo el gobierno: el ejecutivo, el legislativo y buena parte del judicial. Lo pensarán mucho antes de aceptar alterar la ecuación, pero puede llegar un momento en que la presión ciudadana y mediática haga insostenible el status quo. Por lo pronto, la siguiente víctima parece será el jefe de gabinete, Reince Priebus, quien ya aceptó públicamente haber hecho contacto con el director del FBI para pedirle que informara a la prensa que no había evidencia de contactos de gente de la campaña de Trump con los rusos. James Comey, director del FBI, se negó.
México
Con toda la turbulencia que rodea a la Casa Blanca estos días, bajó el perfil del tema mexicano, aunque no despareció del todo. A principios de semana, el departamento de seguridad interna de EU circuló un documento aclarando los protocolos de detención y deportación de inmigrantes ilegales. Habrá un incremento de 15 agentes migratorios, con amplias facultades discrecionales para arrestar y detener. Nadie está a salvo, ni “dreamers”, ni gente con 20 años en el país, ni nadie que no pueda demostrar su estancia legal. Además, se anunció que las deportaciones serían al lugar donde cruzaron, es decir, México, no importa su nacionalidad.
En este marco, llegaron a México el secretado de estado Rex Tillerson y el secretario de seguridad interna, el general John Kelly. No bien se habían sentado con el canciller Luis Videgaray y el secretario de gobernación Miguel A. Osorio Chong, cuando se enteraron de que en Washington, el presidente Trump había dicho que la detención y deportación de ilegales era una “operación militar”.
El general Kelly tuvo que desmentir directamente a su jefe: dijo a la prensa, “no se confundan. Ni hay deportaciones masivas, ni es una operación militar.”
Ya es el tercer funcionario que tiene que desmentir a Trump en el extranjero. Lo tuvo que hacer el vice-presidente Pence en Alemania, lo tuvo que hacer el secretario de la defensa Mattis en Irak, y ahora el general Kelly en México.
El encuentro con los funcionarios mexicanos fue tenso. Hubo desacuerdos. México se negó tajantemente a recibir deportados que no sean mexicanos. Luego de 4 horas, la reunión terminó y lo único que se dijo es que las pláticas continuarán en un espíritu de cooperación, y bla, bla, bla. Los secretarios fueron a Los Pinos, vieron brevemente al presidente Peña y se regresaron. La prensa de EU ni siquiera dio cuenta de la reunión con el presidente, ni Los Pinos proporcionó información sobre el contenido del encuentro.
Mientras, en Estados Unidos, se abrió la licitación para la construcción del muro, que parece comenzará en mayo. Un muro que no sirve para nada. Será un capricho trumpiano de 20 mil millones de dólares.
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