Crecer, o no crecer

Análisis dice… Crecer, o no crecer. Por: Patricia Berry

El tema que sigue predominando por encima de todo en los mercados es el crecimiento económico de los distintos países y regiones, y del mundo.

Al cierre del año pasado, como sucede casi siempre, se esperaba que 2016 fuera un mejor año – un año de mayor avance en la recuperación de la salud de la economía global. Pero las cifras de enero y febrero acabaron con la ilusión – mostraron que los últimos meses de 2015 fueron de desaceleración y que el inicio de 2016 no sería mucho mejor, sobre todo en Estados Unidos, la economía grande que está creciendo más rápido y sostenidamente, aunque siga siendo un ritmo lento. En seguida aumentó el temor de un deterioro en las condiciones globales, de por sí débiles, y los mercados financieros lo reflejaron con bajas significativas, especialmente en los precios de los activos de mayor riesgo – las acciones y las materias primas.

Crecimientos del 1T16

En marzo, los bancos centrales entraron en acción y aumentaron el estímulo monetario: el Banco de Japón introdujo una tasa negativa para parte de las reservas de los bancos depositadas en el banco central; el Banco Central Europeo bajó todas sus tasas a 0% o terreno negativo, además de otorgar financiamiento a la banca, también a tasa negativa, para impulsar el crédito; el Banco Popular de China desde enero había bajado los requerimientos de reservas de los bancos, liberando una buena cantidad de dinero para prestar, que llegó a la economía en marzo; y el Fed suavizó su postura, bajando la expectativa de alzas de la tasa a dos en el año, desde cuatro esperadas en diciembre, y haciendo hincapié en la necesidad de mantener la cautela al tomar decisiones, lo que se tradujo en una trayectoria esperada de las tasas de alza mucho más lenta.
Gracias a estos apoyos de los bancos centrales, la percepción del panorama general mejoró. Se dio por un hecho que el crecimiento del primer trimestre sería débil, pero también que el segundo trimestre sería de aceleración. Por un tiempo, la debilidad de las cifras se pasó por alto mientras que la atención de los inversionistas se centró en los siguientes trimestres y los mercados respondieron con optimismo – los precios de las acciones y los commodities recuperaron prácticamente todo lo que habían retrocedido.
En los hechos, a partir del inicio de abril, se ha venido confirmando que el crecimiento del PIB de Estados Unidos del 1T16, efectivamente fue bajo, inclusive peor que lo esperado, el de China fue ligeramente más lento, igual que el de Inglaterra, pero el ritmo de algunas economías europeas y el de la Zona Euro superaron las estimaciones. Los reportes de utilidades de las empresas, un buen reflejo del dinamismo de la actividad, han mostrado crecimiento negativo por tercer trimestre consecutivo, aunque se espera que la contracción en utilidades haya tocado piso.
El imprevisto, que casi nunca falta, ha sido la confusión que ha surgido en relación con los bancos centrales, y que es de suma importancia, porque las políticas monetarias de estímulo son casi lo único que ha mantenido a las economías a flote. Aunque el Fed no cambió su postura en la reunión de abril, en conferencias y declaraciones de los miembros del Fed, ha quedado claro que ya no hay unanimidad con respecto a la postura cautelosa que prefiere Janet Yellen, y algunos quisieran acelerar el alza de la tasa. En la Zona Euro, a las autoridades financieras de Alemania les han incomodado mucho los efectos de las tasas negativas para su país, y han elevado el tono agresivo de sus críticas al Banco Central Europeo y a Mario Draghi en particular. Y en Japón también se ha hecho escuchar el rechazo a la tasa
negativa.
Aun y cuando Yellen insiste en la cautela cada vez que puede, mientras Draghi y Kuroda reiteran que las tasas pueden seguir bajando a niveles negativos más profundos, las reuniones de política monetaria de abril reflejaron otra cosa. El comunicado del Fed se consideró menos suave que el de marzo, el Banco Central Europeo se decidió por una pausa, y el Banco de Japón acabó frustrando a los mercados al no hacer nada, cuando se había filtrado que estaban considerando financiar a la banca a tasa negativa para que otorgara crédito – lo mismo que ya está haciendo el BCE.

El caso es que ya estamos en mayo, en medio del segundo trimestre que debía ser notoriamente mejor y, de entrada, enfrentamos mayor
incertidumbre con respecto a las futuras decisiones de los bancos centrales.
Y no sólo eso, sino que las primeras cifras de abril, los índices PMI e ISM de actividad manufacturera y del sector servicios alrededor del mundo, no mostraron la clara mejoría que se esperaba, mientras que el reporte de creación de empleos en abril de Estados Unidos tampoco alcanzó las expectativas; en la semana que empieza conoceremos los datos económicos de China, que son otra pieza clave en este rompecabezas de la economía global.

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