Apenas una semana de Trump
Análisis dice… Por: Patricia Berry
Trump llegó como una explosión al escenario, alterando el equilibrio en todos los ámbitos. Pareciera que en las últimas semanas, todo lo que ha ocurrido en el mundo tiene que ver con Trump: los efectos de las órdenes ejecutivas que ha firmado, su confrontación con México, de importancia global porque involucra ambos, comercio y migración, los múltiples pleitos y desacuerdos que ha acumulado, internos, externos y con todos los medios de comunicación, o sus amenazas e intentos de intervención en las decisiones de las grandes empresas multinacionales que operan en EU.
Tan sólo hoy, sábado, desde temprano nos estamos enterando del caos que se ha organizado en distintos aeropuertos del mundo por la aplicación inmediata de la orden que Trump firmó anoche, suspendiendo el programa de refugiados temporalmente y prohibiendo la entrada a EU a personas que vengan de 7 países mayoritariamente musulmanes (Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen), que él considera propensos al terrorismo, sin importar qué clase de visa tengan, por lo menos por 90 días en lo que los investigan a fondo. De inmediato, en los aeropuertos alrededor del mundo, las líneas aéreas impidieron el abordaje de las personas que serían rechazadas al llegar a EU, pero las personas que ya venían volando cuando se firmó la orden, han estado detenidas por horas en el aeropuerto de NY y no tienen para cuando salir, a menos que se regresen a sus países de origen – por parte de sus abogados, ya inició la primera demanda en contra del gobierno de Trump.
Por otro lado, continuando con sus actividades geopolíticas, Trump tiene programadas llamadas el día de hoy para entrar en contacto con Angela Merkel de Alemania, Putin de Rusia, Hollande de Francia, Abe de Japón y Turnbull de Australia, una vez que terminó el primer round de su combate con Peña Nieto y su primera reunión con Theresa May de Inglaterra. A la luz de la orden de ayer en contra de musulmanes y refugiados, por lo menos las llamadas a Merkel y Hollande prometen ser ásperas.
Si pensamos en todas las ámpulas que ha levantado Trump, en todos los frentes que ha abierto, cuesta trabajo creer que lleva en el cargo apenas 8 días!
En realidad, nada de lo que Trump ha dicho o hecho es nuevo – cada una de las decisiones que ha tomado fue una promesa de campaña. Sin embargo, el mundo sí está sorprendido – primero, porque no se pensaba que Trump resultara triunfador, así que nada de lo que prometía se tomaba en serio. Y luego, porque se pensaba que, después de todo, una cosa son las promesas de campaña, y otra muy distinta es llevarlas a cabo y enfrentar las consecuencias. Es decir, se pensaba que en el remoto caso que se convirtiera en presidente, la responsabilidad de ser el gobernante del país más poderoso del mundo y, hasta ahora, el protector de última instancia del modo de vida de occidente – soberanía, democracia, libertad, derechos humanos, economía de mercado, etc. – Trump modificaría su actitud, su punto de vista y sus posturas extremas.
Pero resulta que sí ganó y que no ha cambiado en lo absoluto. Desde el primer momento en que se sentó en el escritorio de la Oficina Oval, justo después de su juramento y toma de posesión, Trump comenzó a firmar las órdenes ejecutivas que prometió, sin ninguna modificación y sin considerar las posibles consecuencias; ordenes que serán ley a menos que entren en acción el Congreso o las Cortes.
Muchos estamos sorprendidos, también, por la reacción, o más bien, por la falta de reacción hasta ahora del establishment político de Washington y de las más altas esferas empresariales que se están viendo afectadas, ante Trump y ante los cambios tan radicales que está introduciendo.
Mientras tanto, este será el segundo fin de semana de la administración de Trump, y también el segundo fin de semana de protestas en su contra – esta vez por la orden para impedir la entrada de personas con visa legal, y de refugiados, sólo por tener pasaporte de ciertos países.
El tiempo nos dirá si en Estados Unidos, ante Trump, reaccionan los legisladores y los jueces, y realmente funciona el sistema de límites y equilibrios de los tres poderes de la unión.
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Mientras que en la economía y los mercados…
La economía global y la economía de Estados Unidos, en general, han seguido dando buenas señales. En Europa, la actividad manufacturera sigue creciendo, la de servicios se sostiene, la inflación se sigue recuperando y el crédito comienza a moverse. La economía de Inglaterra creció 0.6% en el 4T y 2.2% en el año, ambas cifras superiores a las expectativas. En Japón, las exportaciones sorprendieron al crecer un fuerte 5.4% en noviembre, y la inflación terminó el año en terreno positivo.
El viernes se publicó la primera estimación del crecimiento de la economía de Estados Unidos en el 4T16. En todo el año, el PIB creció 1.6%, el peor desempeño desde 2011, como resultado de los bajos precios del petróleo, el dólar fuerte y la reducción de inventarios por parte de las empresas. En el trimestre, el avance del PIB de 1.9% fue menor que el 2.2% estimado por analistas, y mucho menor que el avance de 3.5% del 3T16, pero ambos incrementos están afectados por las exportaciones de frijol de soya – en el 3T hubo exportaciones extraordinarias, que se revirtieron en el 4T. La realidad es que el consumo se ha sostenido y la inversión parece que empezó a despertar en los últimos meses del año. Si eliminamos el efecto de la soya, el crecimiento del PIB fue de 2.7% en cada uno de los trimestres. En México, las cifras no fueron buenas: la inflación se disparó a 4.78% anual a la primera quincena de enero por el gasolinazo, el IGAE de noviembre creció menos que lo esperado, y los avances en ventas al menudeo y en exportaciones decepcionaron.
La próxima semana estará repleta de información económica. Conoceremos los índices de actividad PMI de enero alrededor del mundo, y se espera que el impulso del 4T se haya trasladado al inicio de 2017. En Japón se publicará el reporte de producción industrial; en Europa veremos cifras preliminares de inflación, crecimiento y confianza de la Zona Euro y varios países; en México debe darse a conocer el cálculo preliminar de crecimiento del PIB del 4T; y en Estados Unidos habrá una avalancha de datos que rematarán el viernes con el reporte de empleo de enero. En Japón, Inglaterra y Estados Unidos se reunirán los bancos centrales y no se esperan cambios en ninguno de los casos.
Los mercados, desde luego, han venido reflejando las percepciones de los inversionistas sobre Trump y las expectativas que va generando.
La reacción de los mercados a la victoria de Trump fue violentamente positiva. Se desvaneció la expectativa de continuidad de las políticas de Obama que no pudieron lograr detonar la aceleración del crecimiento. Para los inversionistas, Trump significaba un cambio en política económica y un nuevo impulso al crecimiento a través de la política fiscal, con muy buenas probabilidades de éxito.
Y nació el Trump Rally. Se disparó el dólar contra prácticamente todas las monedas, subieron fuerte las tasas de interés de los bonos del Tesoro y el alza de las bolsas aceleró el paso. Los distintos mercados señalaban un buen panorama para Estados Unidos y, en consecuencia, para el mundo.
El rally empezó a perder fuerza hasta mediados de diciembre, conforme avanzaba el proceso de transición del gobierno – entre los nombramientos al gabinete, la constante insistencia en las mismas propuestas radicales que hizo durante la campaña, las amenazas a las automotrices con planes de inversión en México, y su clara tendencia a la confrontación y el pleito, empezó a crecer la duda de que Trump fuera a modificar sus posturas en algún momento. Y surgieron las primeras señales de cautela.
Ahora, 9 días después de su toma de posesión, los mensajes que envían los mercados son distintos: en el mercado de divisas, el dólar ha perdido terreno consistentemente, conforme ha crecido la preocupación alrededor del mundo por las actitudes populistas, nacionalistas y, sobre todo, proteccionistas de Trump – ya no se ve tan claro que Estados Unidos sea la mejor opción de inversión si su propensión es a aislarse. En el mercado de deuda, las tasas de los bonos del Tesoro retrocedieron y luego se recuperaron, pero sin alcanzar los máximos del rally. Preocupa que las medidas proteccionistas contrarresten el impulso al crecimiento, y que el Fed se vea obligado a subir las tasas más despacio. Al mismo tiempo, a pesar de que lo único que Trump no ha detallado son las medidas fiscales – lo más importante para la gran mayoría de las empresas – en los mercados accionarios se ha mantenido el optimismo y las expectativas de crecimiento de las utilidades en los próximos trimestres. Gracias a los reportes de utilidades del 4T, los precios de las acciones se han vuelto a acelerar y el índice Dow Jones de empresas industriales logró romper el nivel de 20 mil puntos – un nuevo máximo histórico, sicológicamente muy importante.
Hacia delante, el panorama se ve nublado para el dólar por el deterioro que está sufriendo la percepción de Trump en el mundo. Las tasas de los bonos deben seguir subiendo, aunque despacio, porque, después de todo, todos los indicadores apuntan a una aceleración del crecimiento en los próximos meses. Y las bolsas de Estados Unidos parecen ser la mejor opción, aunque es importante escoger con cuidado los sectores que se verán más beneficiados por la desregulación y los proyectos de inversión del gobierno.
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