#AnálisisIntercam | Perspectivas y pronósticos del tipo de cambio
¿Qué cambió del “superpeso”?
En los últimos meses el tipo de cambio ha presentado una volatilidad considerable. Luego de más de 17 meses que se había estado en terreno de franca sobrevaluación, cuando alcanzó un nivel de 16.20 en el mes de mayo, en semanas recientes alcanzó un nivel de 20.20 pesos por dólar. Desde el 2023 y hasta mayo de este año el peso se había apreciado 14.6%, aunque el movimiento no era ajeno a otras monedas, el peso era la que mayor apreciación había presentado en ese periodo de tiempo.
La fortaleza de nuestra moneda era comúnmente explicada por varios factores, entre los que destacan el carry trade (elevadas tasas de interés en términos reales), la debilidad del dólar, un déficit de cuenta corriente sumamente acotado y plenamente financiado con Inversión Extranjera Directa. Además parecía que para los inversionistas “pesaban” más las cuestiones externas sobre las internas. Sin embargo, resultaba claro que nuestra moneda se encontraba en terreno de sobrevaluación. De acuerdo con el BIS el peso llegó a estar 15.4% sobrevaluado en el mes de abril de 2024, y aunque sigue en terreno de sobrevaluación se ha cerrado de manera significativa la posición.
Pero en los últimos dos meses el panorama cambió. Comenzando con la dilución del carry trade, donde los inversionistas institucionales pedían prestado en yenes a tasas cercanas a cero, para invertirlos en otros papeles con buenos rendimientos, como es el caso de México. En ese sentido, el banco de Japón aumentó el pasado mes de julio la tasa de interés, guiando al mercado hacia una política mucho más restrictiva, algo que no había sucedido en décadas. Aunque de acuerdo a ciertas declaraciones posteriores de los miembros del banco central, se ha desdibujado la posibilidad de seguir aumentando consistentemente la tasa de interés, es algo que continúa latente en el panorama.
Aunado a ello, en México, Banxico en una controversial postura decidió recortar la tasa de referencia en 25 puntos base para llevarla a 10.75%, así mismo guió al mercado a recortes sucesivos en adelante, lo que abona a un menor apetito por activos mexicanos. La apreciación del yen, y la menor tasa de interés en términos reales de la economía mexicana, han originado que se de reversa a las posiciones especulativas, que habían sido parte toral de la fortaleza de nuestra moneda.
Por otro lado, en Estados Unidos, la Reserva Federal, recientemente ha modificado su postura monetaria hacia una menos restrictiva, dejando ver con cierta claridad la intención de recortar las tasas de interés en ese país, ello pone menos presión en nuestra moneda. A pesar de que hemos observado que el bono del tesoro a 10 año se ha bajado hacia el 3.8% el apetito por dólares se mantiene, dado el complejo entorno en cuestiones de geopolítica e incertidumbre a nivel global.
Adicionalmente cuestiones locales han originado preocupaciones para los inversionistas internos y externos. Varios participantes del mercado tanto locales como internacionales, han señalado que los cambios constitucionales que se quieren hacer en materia judicial debilitarían el atractivo de México, minando la prima de riesgo. Bancos de Inversión, bancos locales y extranjeros y calificadoras han externado su preocupación en materia de cambios constitucionales, y los inversionistas comienzan a mostrar menos interés en mantener posiciones largas en pesos. De acuerdo con la posición de futuros en Chicago, los contratos a favor del peso disminuyeron cerca de 17 mil contratos de posiciones largas en los días transcurridos en el mes de agosto.
¿Qué sigue?
Mucho se ha argüido si la agenda legislativa prevista para el 1 de septiembre ha sido incorporada en los precios de los activos o no. Si bien es cierto que consideramos que poco a poco se ha reconocido que la reforma al poder judicial avanzará, debemos de ser cautelosos pues consideramos que no todo se ha
incorporado. Habremos de evaluar los detalles y si en las reglas secundarias se pueden matizar los riesgos que han exaltado diversos participantes del mercado. Aunado a ello, la discusión del paquete económico del 2025, y más aún la reducción en el déficit fiscal a la que la presidenta electa Claudia Sheinbaum se comprometió, en medio de un ingreso decreciente- tras las revisiones a la baja en la actividad económica y un gasto rígido y creciente con los nuevos programas sociales.
Posiblemente el punto medular de finanzas públicas sea Pemex pues se sabe de la necesidad de seguir apoyando a la empresa paraestatal dado su elevado nivel de endeudamiento y la urgencia de hacer una reforma operativa. La sostenibilidad de las finanzas públicas puede verse comprometida y con ello la calificación crediticia del soberano. En ese sentido la calificadora Fitch señaló que la reforma al poder judicial podría afectar la calificación del soberano, recordando que dicha calificadora está a un escalón de grado de inversión.
Del lado externo, las campañas electorales en Estados Unidos cuyo panorama es de polarización, en una elección compleja por el empate técnico que esbozan las encuestas, tanto en el voto popular como en el colegio electoral. Seguramente los temas que han sido los puntos de dolor para Estados Unidos serán debatidos, tales como la migración, pues se ha vuelto una preocupación de carácter nacional, el narcotráfico y las relaciones comerciales entre ambos países. Ello, en medio de una desaceleración de nuestro principal socio comercial.
Una victoria de Donald Trump podría imponer nuevos aranceles para el mundo incluido México, lo que se traduciría en un debilitamiento adicional de nuestra moneda. Además la renegociación del TMEC podría originar una postura más álgida en temas comerciales, incluyendo en aquellos puntos en los que actualmente México ha incumplido como los de materia energética.
En contraste, una victoria de Kamala Harris podríamos estimar una relación bilateral mas estable, aunque bajo la misma tónica sobre las preocupaciones en materia de migración y cumplimiento del TMEC. Posiblemente la mayor diferencia entre los candidatos sea la narrativa y la retórica sobre el cumplimiento de la relación bilateral entre ambos países.
Y más allá de esa frontera, el enrarecido entorno geopolítico en el mundo, que amenaza con mayor polarización.
Hay que recordar que la primera variable de ajuste es el tipo de cambio, y nuestra moneda es de las más liquidas y profundas entre las monedas emergentes pues se operan 114 mil millones de dólares diariamente.
Ante este panorama, es posible esperar una depreciación en el tipo de cambio que refleje un escenario más desafiante.
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