Los vaivenes del tipo de cambio | #OpiniónIntercam
El movimiento parece ser explicado por la victoria en las elecciones primarias de Trump en Iowa, temores de un escalamiento en las tensiones de Medio Oriente, y la recalibración de las expectativas de los recortes en tasas de interés que realizará la Reserva Federal.
En el 2023 sorprendió la fortaleza del peso, ningún agente del mercado estimaba que cerraríamos con una apreciación del 14.9 por ciento. De acuerdo con la encuesta de especialistas de Banco de México, los pronósticos para el 2024 estiman un cierre de año de 18.52, en tanto la encuesta del IMEF sitúa el promedio en un nivel similar. Sin embargo, la dispersión de los estimados es muy elevada con un diferencial de más del 16 por ciento entre el nivel mínimo y máximo.
He señalado en diversas ocasiones que el pronóstico de tipo de cambio es la variable difícil de proyectar por la complejidad de factores cuantitativos y cualitativos que inciden en él. Durante el 2023, la tesis detrás del movimiento de apreciación de nuestra moneda se centró en el excedente de dólares que recibió nuestra economía. Un déficit de cuenta corriente que cerrará en el 2023 por el orden de nueve mil millones de dólares, equivalente al 0.6 por ciento del PIB, nivel muy inferior al promedio de los últimos ocho años que se ubica en 1.2 por ciento (y muy lejano de señalar una crisis en la balanza de pagos). El déficit de cuenta corriente está plenamente financiado por los flujos de inversión extranjera directa que, estimo, cerrarán por el orden de 36 mil millones de dólares. A una sobreoferta de dólares en el mercado, hay pocos incentivos de comprar dólares porque la tasa de interés de referencia en México es la más alta en 23 años y el costo de oportunidad resulta muy elevado. Además, pareciera que, detrás del último movimiento de diciembre, estuvo respaldado por la entrada de 84 mil millones de pesos en capitales financieros, en tanto las posiciones especulativas a favor del peso en el mercado de futuros totalizaron 2.5 mil millones de dólares, ambas situaciones pueden continuar en el corto plazo favoreciendo a nuestra moneda.
Si bien es cierto que el año pasado hubo episodios de aversión al riesgo generados por un panorama que, de corto plazo se antojaba incierto, una vez pasadas las eventualidades, el peso regresaba a un nivel que reflejaba las condiciones del mercado.
En estos últimos días el peso se ha deslizado 50 centavos. El movimiento parece ser explicado por cuestiones internacionales: 1) la victoria en las elecciones primarias de Trump en el estado de Iowa y sus amenazas sobre la migración, 2) temores de un escalamiento en las tensiones de Medio Oriente, que a la postre originen un resurgimiento de la inflación, ante un nuevo choque en los costos logísticos, y 3) la recalibración de las expectativas de los recortes en tasas de interés que realizará la Reserva Federal.
Al margen de que considero que los fundamentales del peso continuarán vigentes este año, con un déficit de cuenta corriente por el orden de 20 mil millones de dólares, equivalentes al 1 por ciento del PIB, financiados en su totalidad por la IED que deberá de mantenerse –al menos en los niveles del año pasado–, nuestra moneda estará sujeta a periodos de volatilidad, ligados a las elecciones en ambos países, y a los movimientos en las tasas implícitas en Estados Unidos.
En México, en las últimas tres elecciones el tipo de cambio se depreció en promedio el 6 por ciento, como consecuencia de la incertidumbre derivada de las políticas públicas. Sin embargo, posterior a la elección el peso se apreció.
Pero la situación en Estados Unidos es diferente, el ejemplo más reciente fue la victoria de Donald Trump en el 2016, que originó una depreciación del 16.9 por ciento.
Es posible dilucidar que el candidato de los republicanos será Trump, y no descarto una narrativa más agresiva en su discurso proteccionista. No es sólo la imposición de aranceles, el combate al fentanilo o temas migratorios, existe una vulnerabilidad expuesta con la cláusula Sunset que puede amenazar con terminar el T-MEC. Si las propuestas sugieren un cambio estructural en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, es posible anticipar que el peso perderá valor, pero en tanto se queden como amenazas –al margen de la volatilidad–, el peso deberá relejar las condiciones del mercado y mantenerse relativamente fuerte.
Colaboración para El Financiero
Fuente: Alejandra Marcos, Directora de Análisis y Estrategia de Intercam Casa de Bolsa.
Síguela en Twitter: @alemarcosi
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