Patricia Berry: “Nubes grises”
Patricia Berry
Difícil. Qué semana tan difícil en los mercados. Todo cubierto de nubes oscuras y cargadas de malas vibras. La sensibilidad a flor de piel y la volatilidad en todo su esplendor. China por un lado, el Fed por otro, la economía global por otro más.
Para los participantes en los mercados, la historia es más o menos así: la economía de China está en desaceleración; la situación no es buena, y afecta a gran parte del mundo, de una u otra manera. Europa crece, pero apenas, a pesar de que el programa de inyección de liquidez lleva ya algunos meses, y la inflación simplemente no repunta. Japón está en una situación muy similar – el crecimiento es muy bajo y la inflación también.
Estados Unidos e Inglaterra son los países que crecen sostenidamente, pero la inflación sigue incómodamente baja. Las condiciones de los países emergentes se van deteriorando porque, al final de cuentas, dependen de China y de las economías desarrolladas.
La gran mayoría de los gobiernos no pueden utilizar la política fiscal para ayudar al crecimiento con gasto, inversión o recortes de impuestos, porque las deudas aún son grandes. Así que los bancos centrales tienen el timón en sus manos y están haciendo todo lo que pueden para revivir el crecimiento – tasas de interés en niveles mínimos, además de programas de estímulo no convencional, como la compra de bonos en los mercados. Esto es, casi todos los bancos centrales, porque los de Inglaterra y el Fed de Estados Unidos, están listos para subir la tasa de interés.
Entre las consecuencias de un mundo débil ha destacado la baja sostenida en los precios de las materias primas, empezando por el petróleo. Estas tendencias dañan a los países productores, y presionan la inflación a la baja en todos lados.
En esas estábamos hace un par de semanas, con la amenaza del alza de la tasa de interés del Fed en septiembre, cuando China inesperadamente devaluó su moneda alrededor de 3% para moverse hacia a un régimen cambiario más de mercado, y los inversionistas lo tomaron como una maniobra para ayudar a la economía a través de las exportaciones. Muchos concluyeron que la economía China está en peores condiciones de lo que muestran las cifras.
Y todo se descompuso. Surgieron nuevas y severas dudas sobre el crecimiento de la economía global hacia delante. Las economías emergentes se volvieron el epicentro de una nueva crisis porque esta vez no parece que estén en posición de ayudar a sacar al mundo adelante. Los flujos de capitales se intensificaron, saliendo de los mercados emergentes indiscriminadamente, para refugiarse, sobre todo, en Estados Unidos. Por la decisión de China se elevó el riesgo de una guerra de devaluaciones, pero la gran mayoría de las monedas simplemente se depreció ante la demanda por dólares, euros y yenes.
Por la percepción de debilidad y riesgo de contagio de China en todo el mundo, en los mercados prácticamente se eliminaron las posibilidades de que el Fed suba la tasa de interés en septiembre, y probablemente en el resto del año. Las tasas de los bonos bajaron, sobre todo de los fuertes. Los precios de las materias primas se cayeron con más fuerza. Y las bolsas se bajaron, algunas estrepitosamente, empezando por las acciones de empresas relacionadas de alguna manera con China o con materias primas.
Estos movimientos empezaron desde la semana pasada y se trasladaron al inicio de la semana actual. Mientras todos estaban concentrados en China y la turbulencia en los mercados, no importaba otra cosa. A mediados de la semana, sin embargo, algunas nubes se separaron y dejaron pasar un poco de sol. Comenzaron a salir buenos datos de Estados Unidos, entre ellos la revisión del PIB del segundo trimestre, que de un crecimiento de 2.3% calculado inicialmente, se subió a 3.7%, un buen avance en el consumo y un reporte positivo de órdenes de bienes duraderos que sugiere un fortalecimiento de la inversión. Las buenas cifras devolvieron un poco de calma a los inversionistas y fue suficiente para que en los mercados volviera el alza del dólar contra las monedas fuertes y recuperación de las divisas emergentes, alza de las tasas de bonos, de las acciones y de las materias primas. Al cierre de hoy viernes, la mayoría de los mercados regresaron o superaron ligeramente los cierres del viernes anterior.
A nosotros nos parece que el daño ya está hecho. Por ahora no hay vientos que muevan a las nubes grises. Hubo un cambio negativo de percepción por China que sólo se va a disipar a fuerza de medidas de política económica y datos mejores. Los movimientos de los días pasados fueron demasiado fuertes, al alza y a la baja, como para estabilizarse de golpe, en dos o tres días de buen comportamiento. Creemos que lo más probable es que la corrección en los mercados continúe y, en todo caso, se intensifique, conforme se acerque la reunión del Fed a mediados de septiembre.
La cautela y la liquidez en los portafolios son los mejores consejeros en este tipo de situaciones.
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