¿Recesión o no?

Análisis dice… Por: Alejandra Marcos y Patricia Berry

Desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el pasado 8 de noviembre, el panorama y el entorno internacional cambiaron radicalmente. De esperarse que el mundo siguiera creciendo más o menos igual de lento que los años anteriores si ganaba Hillary, con Trump surgió la esperanza de cambios en la política económica de los países grandes, empezando por Estados Unidos, que, con la aplicación de medidas fiscales de estímulo, pueden impulsar el crecimiento con mayor eficacia. Los mercados financieros alrededor del mundo han dado cuenta de esto con el “Trump Rally” en el dólar y en los mercados accionarios y de materias primas.

Sin embargo, en el caso particular de México, la victoria de Trump significó todo lo contrario: un alto grado de incertidumbre alrededor de las relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos, al haber sido el blanco de parte de la retórica más agresiva de Trump durante la campaña. La inmigración ilegal, la construcción de un muro en la frontera, la renegociación del TLC, las amenazas a empresas que invierten en México – evidentemente, será uno de los países más afectados, y no precisamente de manera positiva.

Desde la campaña, las estimaciones del crecimiento económico de México comenzaron a revisarse a la baja, y desde la elección, por supuesto, la tendencia se acentuó. Previendo un freno importante a la inversión mientras no se sepa bien a bien qué tipo de arreglo se logrará con Estados Unidos, ahora los economistas discuten sobre si la economía entrará en recesión en 2017, o si podrá seguir creciendo, aunque sea poco.

Como muchos otros países, el dinamismo se ha debido principalmente al  consumo y al crecimiento de los servicios. La construcción, la manufactura y la producción de electricidad, gas y agua han mantenido un crecimiento de entre 2% y 3%, pero la minería se ha contraído fuertemente por la caída en la producción de Pemex. Al final, la producción industrial y la inversión han permanecido prácticamente estancadas, pero las exportaciones no petroleras, ahora en peligro, han mantenido el dinamismo.

La inflación lleva dos años cerca de 3%, justo en el rango objetivo de Banco de México. Las remesas se han recuperado a los niveles anteriores a la crisis hipotecaria, con la ayuda del tipo de cambio, y con la tasa de desempleo en niveles mínimos y los salarios ligeramente al alza, la masa salarial ha venido creciendo consistentemente. Ambos factores han contribuido a que las ventas al menudeo hayan estado creciendo mes con mes.

Los pocos indicadores económicos que conocemos de enero han resultado  mixtos. El índice PMI de actividad en el sector manufacturero mejoró a 50.8, de 50.2 al cierre de 2016, el mínimo desde 2013, y se aleja del estancamiento gracias a un ligero repunte en producción y nuevas órdenes, a pesar de la incertidumbre provocada por Trump. Por otro lado, sin embargo, la confianza del consumidor se desplomó al peor nivel de la historia ubicándose en 68.5, muy por debajo de los 85+ puntos que registró desde 2014.
Es probable que en las próximas semanas sigamos viendo datos débiles porque en enero se juntaron varios factores negativos que seguramente incidieron en el desempeño económico. Para empezar, el tipo de cambio alcanzó el nivel más alto de la historia en $22.0331 pesos por dólar, producto de la incertidumbre sobre las políticas comerciales de Trump y su posible impacto en México. Se le sumó el alza del precio de la gasolina, que causó disturbios y saqueos en buena parte del país. Las ventas de la ANTAD, además de enfrentarse a comparativos muy difíciles de superar, se vieron afectadas por un efecto calendario, al tener enero un día menos de fin de semana. Y, por supuesto, los medios de comunicación y las redes sociales exacerbaron los temores sobre el futuro de la relación comercial con EU. Finalmente, todo lo que Trump dice, hace o pretende con México, no puede dejar de tener un efecto y mermar significativamente la confianza de los consumidores.
Pero nosotros creemos que, a pesar de la debilidad que muestren los números de enero, todavía es pronto para prever una recesión económica en México. Si bien es cierto que la mayoría de estos indicadores son adelantados, creemos que este mes probablemente fue el más débil del año porque se juntó la tormenta perfecta, pero hacia adelante las cosas mejorarán.
Además, los indicadores económicos contrastan con datos corporativos que se dan a conocer cada mes, particularmente los que hablan de consumo.
Por ejemplo, el tráfico de pasajeros, las ventas mismas tiendas de la ANTAD y de Walmex, las ventas de automóviles, etc., todos observaron de nueva cuenta crecimientos.

Para empezar, Walmex dio a conocer que en enero las ventas de sus tiendas que tienen un año en operación aumentaron 5.3%, sin embargo los disturbios y los cierres de algunas de sus tiendas le restaron al crecimiento entre 150 y 200 puntos base. Con ello, se hubiera registrado un crecimiento similar al observado en todo el 2016. Adicionalmente hay que tomar en cuenta, que este crecimiento es sólido toda vez que se compara con cifras elevadas registradas en el mes de enero del 2015 y del 2016, cuando los crecimientos serán de 5.70% y 9.60% respectivamente. Por otro lado, el efecto de calendario les jugó en contra el tener un día menos de fin de semana. Y finalmente nos gustaría señalar que el crecimiento es fuerte toda vez que el entorno se ha enrarecido significativamente,  articularmente la confianza. Por supuesto que no es lo mismo crecer aceleradamente cuando la confianza del consumidor supera los 90 puntos, que cuando se encuentra en el nivel más bajo de la historia.

Por otro lado, las ventas mismas tiendas de la ANTAD aumentaron 4.1%, si  bien es cierto que por primera vez se encuentran en terreno negativo en términos reales, hay que considerar que las tiendas departamentales sufrieron una desaceleración al registrar un crecimiento del 2.3%. Este menor crecimiento es producto de un día menos de calendario, y no tanto de un tipo de cambio más alto. Hay que recordar que las departamentales adelantan sus inventarios algunos trimestres, por lo que las mercancías todavía se encuentran referenciadas a un tipo de cambio menor que el actual. Sin embargo, si estimamos un impacto más adelante del tipo de cambio en las ventas de las tiendas departamentales, porque creemos que dado el entorno actual, no se podrá transferir el aumento en el costo total, al consumidor.
Adicionalmente, también se vieron afectadas por eventos negativos de calendario, porque el mes contó con un día menos de fin de semana, que impacta de manera relevante el crecimiento. Y finalmente hay que recordar que también se enfrentan a comparativos difíciles de superar, ya que en enero del 2016 el crecimiento de la ANTAD total fue del 8.6%.

En cuanto a los reportes de tráfico de pasajeros de los grupos  aeroportuarios, llama la atención que todos nuevamente registraron crecimientos de doble dígito, aún sin muestras de desaceleración. El tráfico doméstico sigue creciendo rápidamente y también es un indicador de consumo. Particularmente, llama la atención que el tráfico doméstico del aeropuerto de Cancún en Asur aumentó el 23%. Esto en buena medida es el impacto de la depreciación del peso, porque a los turistas les sale más caro viajar a Estados Unidos. Empero, si vemos de cerca el tráfico doméstico de todos los aeropuertos, incluyendo los de mediana densidad, casi todos siguen creciendo en doble dígito.

Respecto a las aerolíneas, cada mes dan a conocer su reporte de oferta y demanda de asientos, que también acaba siendo un reporte de consumo.
Del lado de la oferta medido por los ASM tanto Volaris, como Aeroméxico siguen aumentando su capacidad. En enero la primera aumentó los ASM nacionales en 20.5% y la segunda en 13.10%. El tráfico de pasajeros de ambas aumentó 24.7% y 7.5% respectivamente, sin denotar aun signos de desaceleración. Todo ello,  acaba por contrastar de manera positiva contra lo observado en el 2016 que fue un año particularmente bueno, por lo que a la fecha todavía no vemos una desaceleración en las tasas de crecimiento.

No podemos hablar de consumo sin observar el crédito al consumo; mismo que al mes de diciembre sigue creciendo fuertemente. De acuerdo con datos del Banco de México y de la CNBV, el crédito total aumentó 15.28%, y el crédito al consumo en 12.3%, sin muestras de desaceleración en el último trimestre del año. Es importante señalar que la cartera de crédito del sistema financiero mexicano creció en el 2016 en doble dígito, al igual que la de consumo. Tan sólo basta ver los reportes trimestrales de los principales bancos de México, como Gfnorte y Santander, donde ambos han venido creciendo de manera importante en crédito al consumo en los últimos dos años. Tan solo en Banorte ha crecido en doble digito en el 2016. Si bien es cierto, que ante un panorama de menor incertidumbre y de menor crecimiento económico, el crédito se restringirá. Los bancos serán mucho más cautos a la hora de otorgar créditos y particularmente en la originación.

Sin embargo, no esperamos que la llave del crédito se cierre por completo, de tal manera que veamos un consumo totalmente frenado. Adicionalmente, varias empresas bancarias han dado a conocer sus guías de crecimiento para cartera de crédito en el año, y se siguen esperando crecimientos sólidos.

Finalmente, en el sector automotriz, se publicaron los datos del mes de enero. Si bien es cierto que vemos un deterioro franco en la venta de autos en México, cuyo crecimiento fue únicamente del 3%en unidades vendidas no vemos un decremento para el 2017. Consideramos que en buena parte, este menor crecimiento obedece a una industria que había estado en franco crecimiento en los últimos 7 años, y es natural pensar que el crecimiento se desacelerará. Hay que señalar que las unidades vendidas en México habían crecido en el 2015 19% y en el 2016 18.6%. Nuestro pronóstico para el año en México contempla un crecimiento de 5.5% en autos vendidos, y en Estados Unidos una disminución del 1%, muy en línea con la disminución del 0.7% de autos vendidos de exportación en el mes de enero.

Al final de cuentas, hay que recordar que el consumo representa el 67% del  PIB. Si bien es cierto que la inversión probablemente no crezca, creemos que el consumo deberá de contrarrestar este freno y el menor gasto del gobierno. Empero, debemos señalar que estimamos que el consumo aminorará su ritmo de crecimiento. Los pronósticos contemplan un crecimiento del 2.2% y deberá ser suficiente para hacer que la economía mexicana crezca por arriba del 1%. Es cierto que las probabilidades de entrar a una recesión en México se han incrementado, pero por ahora no es nuestro escenario base.

Facebook Comments