Patricia Berry: “¡…y que devalúa China!

Patricia Berry

Al final, fue más el escándalo que se armó, que la magnitud de los movimientos en los mercados. La realidad es que todo el tiempo ha estado en la mente de los operadores la posibilidad de que el banco central hubiera dicho la verdad; y no faltó quien le diera a los chinos el beneficiio de la duda.

 

El martes en la madrugada, todo se hizo a un lado ante la sorpresa de la devaluación del renminbi o yuan, la moneda de China. No fue la magnitud de la devaluación, que apenas fue de 1.8%, sino el hecho, porque lo último que las autoridades dijeron sobre la moneda fue que seguirían una política de fortalecimiento del yuan. Esto fue cuando anunciaron su plan de rebalanceo de la economía: un yuan fuerte juega a favor del consumo interno y en contra de la inversión excesiva en exportaciones.

La historia

Pero la implementación de las reformas ha sido dolorosa y la economía está en graves problemas. Cada vez se ve más difícil que el crecimiento alcance la meta de 7% este año, de por sí el menor en 25 años. Las cifras de julio, publicadas esta misma semana, muestran que el deterioro de las condiciones continúa. Las exportaciones se desplomaron 8.5%; los precios al productor cayeron 5.4% porque las empresas siguen bajando precios para vender; la inversión, el pilar más importante del crecimiento, no alcanzó las estimaciones; la producción industrial y las ventas al menudeo se debilitaron todavía más. Las únicas que rebasaron las expectativas fueron las cifras de dinero – M2, nuevos créditos y el crecimiento del crédito – pero básicamente por el rescate del mercado accionario.

Mientras tanto, como el yuan se venía manejando ligado al dólar, no se ha mantenido estable, sino que se ha fortalecido al parejo del dólar. El yuan, entonces, se ha apreciado contra la gran mayoría de las monedas del mundo, especialmente contra el euro, cuando esta región es de los principales socios comerciales de China.

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Así las cosas, la economía china naturalmente necesitaba que la moneda se debilitara para ayudar a impulsar el crecimiento.

Por otro lado, al anunciar el movimiento, el banco central explicó que fue un movimiento de una sola vez, y que se trata de un paso más en el proceso para la liberalización de la moneda. Antes del martes, el banco central publicaba un tipo de cambio fix cada mañana, supuestamente basado en el comportamiento de una canasta de monedas, aunque la verdad es que la metodología nunca se hizo pública. Durante el día, el yuan podía fluctuar dentro de una banda de 4% – 2% por arriba del fix y 2% por debajo. Ahora, el tipo de cambio fix se determinará con base en las posturas contra el dólar al cierre del mercado del día anterior, y el yuan podrá moverse dentro de la misma banda de 4%. Efectivamente, es un paso hacia un régimen más de mercado.

Al mismo tiempo, al parecer, para las autoridades también es importante lo que está ocurriendo en el Fondo Monetario Internacional. El FMI tiene su propia “moneda”, llamada Derechos Especiales de Giro (DEG’s), que utiliza para dar crédito a los distintos gobiernos, y que está compuesto por una canasta de las monedas que el FMI considera “usables” en el mundo entero.

Muchos países miembros tienen parte de sus reservas internacionales en DEG’s. En este momento, las monedas en la canasta son 4: dólar, euro, libra esterlina y yen. Seguramente no por casualidad, son las 4 que se consideran monedas de reserva para los países.

Resulta que una de las metas del gobierno chino es que el yuan se convierta en una moneda de reserva, para lo cual tiene que ser una moneda “usable” o fácil de intercambiarse, y no necesariamente de libre flotación. El caso es que el FMI revisa la composición de la canasta de los DEG’s cada 5 años, y la próxima fecha era a finales 2015. Por el interés mostrado por China, el FMI anunció hace poco que pospondría la revisión de la canasta hasta septiembre de 2016. No es coincidencia que el nuevo régimen del tipo de cambio del yuan es más de mercado, y más del agrado del FMI.

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Reacciones e implicaciones

La primera reacción al anuncio de la devaluación fue de incredulidad y lo que predominó fue la idea de que se trataría de un movimiento fuerte (De hecho, no han cesado los rumores de que algunas de las autoridades chinas siguen presionando al banco central para que la devaluación llegue por lo menos al 10%) para privilegiar a los exportadores y apresurar la re-aceleración de la economía. En seguida surgió la teoría de que la devaluación se debía a que la economía está realmente mal y las autoridades estaban tan preocupadas que estuvieron dispuestas a tocar el tipo de cambio, además de las tasas de interés y los requerimientos de reservas.

El martes, las monedas de los otros países asiáticos rápidamente se cayeron, y el dólar de entrada titubeó por culpa del euro. El euro se apreció porque Grecia por fin tiene su rescate, y también porque muchos especuladores, que venían pidiendo crédito en euros, a tasas muy bajas, para invertir en yuanes – que se seguían apreciando y que pagan tasas más altas – comenzaron a revertir sus operaciones y a comprar euros para pagar, antes de que el yuan se devaluara más.

Las tasas de interés de los bonos del Tesoro bajaron porque inmediatamente surgió la búsqueda de refugio, además de la posibilidad de que el Fed decida posponer el alza de la tasa de interés, ante la debilidad de la economía china y la fortaleza del dólar, que es equivalente a apretar la política monetaria.

Los precios de las materias primas profundizaron sus caídas ante la posibilidad de que China, el mayor demandante del mundo, esté en una situación peor que lo pensado.

Las bolsas se cayeron en todos lados – la posibilidad de una economía global más débil por China que puede afectar a las acciones de todo el mundo, el daño para las empresas que le venden o hacen negocios con China, ni qué decir de las empresas mineras, petroleras, o de bienes o agrícolas, que de por sí enfrentan la caída de los precios de sus productos.

Al final, fue más el escándalo que se armó, que la magnitud de los movimientos en los mercados. La realidad es que todo el tiempo ha estado en la mente de los operadores la posibilidad de que el banco central hubiera dicho la verdad; y no faltó quien le diera a los chinos el beneficio de la duda.

El miércoles, el banco colocó el fix otra vez más abajo, pero el jueves empezó a intervenir en el mercado del yuan a través de los bancos, para calmar los ánimos. En conferencia, advirtió que la moneda no necesita debilitarse más, dadas las enormes reservas con las que cuentan, el superávit comercial sostenido, y la sólida posición fiscal que mantienen.

Total, el yuan bajó el martes, el miércoles y el jueves, pero el viernes repuntó ligeramente.

La mera verdad, creemos que los mercados sólo se convencerán completamente cuando pase más tiempo sin sobresaltos. Por ahora, está jugando el beneficio de la duda y posiblemente la próxima semana las cosas regresen más o menos a la normalidad reciente. Pero la cautela no desaparecerá. Después de todo, la burra no era arisca….

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