Patricia Berry: Mercados vs Bancos Centrales

Los mercados nuevamente han estado de cabeza toda la semana, básicamente por el Fed y el Banco Central Europeo.  

Los europeos finalmente comenzaron la compra de bonos en el mercado el lunes pasado. No tuvieron ningún problema para adquirirlos, aunque cada vez más caros, ya que las tasas de interés, de por sí en mínimos históricos, en estos días han bajado todavía más, ante la demanda de los bancos centrales. La baja ha llegado al grado de que el bono a 30 años de Alemania paga una tasa de interés casi igual que la del bono del Tesoro a 2 años!!! En los plazos cortos, varias tasas son negativas, así que no es extraño encontrar quien está pagándole a su gobierno para que le guarde su dinero en bonos en euros.

El dinero con el que se han comprado los bonos es nuevo, recién impreso, de manera que ahora hay más euros en circulación, así es que, en paralelo, la depreciación del euro agarró fuerza. La baja ha sido generalizada y la moneda no siente lo duro, sino lo tupido – por la baja en las tasas, que hace los bonos menos atractivos, y también por la precaria situación de la economía de varios de los países europeos.

Pasando a Estados Unidos, el viernes pasado se publicó un reporte de empleo extra bueno que volvió a cambiar la expectativa de alza de la tasa de interés por parte del Fed a junio, cuando ya se esperaba hasta septiembre.

Así que todo se aceleró, y ni un reporte realmente tibio de ventas al menudeo, una baja en la inflación anual al productor, y un reporte de sentimiento que no alcanzó las expectativas pudieron deshacer el hechizo del de empleo. Así pues, por ahora se espera que en su próxima junta, el miércoles 18, el Fed retire la palabra “paciencia” del comunicado, con lo que quedará abierta la posibilidad de que suba la tasa en cualquier junta a partir de la de junio.

Con la expectativa de alza del Fed bien afianzada, las tasas de los bonos comenzaron a subir, descontando un incremento inminente en la de fed funds. Las tasas siguen siendo muy bajas y sus niveles seguirán estimulando el crecimiento económico, pero se van alejando de los mínimos registrados en días pasados.

El alza de la tasa del Fed, la primera en casi una década, es un parte-aguas muy importante porque tiene efectos en todo el mundo. Por principio de cuentas, significa que la economía de Estados Unidos está más sana y que ya no necesita tanta ayuda para sostener el crecimiento, cosa que es una buena noticia para todo el mundo, y especialmente para México.

El primer efecto que tendrá el alza de la tasa de Estados Unidos es la atracción de recursos de la Zona Euro, donde el banco central, totalmente del lado opuesto de la política monetaria, ahora está presionando las tasas de interés a la baja. Y se pone de relieve el contraste entre la Zona Euro, con una economía débil y tasas a la baja, que difícilmente puede competir con el atractivo de Estados Unidos, con una economía creciendo y tasas de interés al alza.

La venta de bonos a los bancos centrales europeos y la consecuente salida de recursos, para irse sobre todo a Estados Unidos, es probablemente, la razón más fuerte de la apreciación del dólar contra todas las monedas europeas.

El alza de estas tasas también significa un incremento en los costos de financiamiento de todos los que han pedido crédito en dólares, ya sean gobiernos o empresas, que pueden ser de Estados Unidos o del extranjero.

Y aquí empiezan los bemoles, porque ha iniciado ya la migración de capitales internacionales, que dejan de financiar a economías emergentes y a empresas que se perciben de riesgo, ya que se ven más atraídos por la inversión en Estados Unidos, que se considera más segura, y que ahora ofrecerá un mejor rendimiento. Estos países y empresas irán quedando más vulnerables cada vez, y las posibilidades de eventuales problemas serios irán aumentando. De aquí la debilidad de las monedas emergentes frente al dólar.

Desde luego, desde un principio hemos estado hablando de un proceso. Las políticas monetarias afectan a las economías conforme evolucionan en el tiempo. Pero ahora es el momento del inicio de una probable fase de expansión de la economía de Estados Unidos, y también es el inicio de un período de estabilización y transición de la economía de la Zona Euro, además del ser el principio de posibles problemas de algunos países débiles.

Nos parece natural que al inicio de procesos como estos, los inversionistas se dejen llevar por sus expectativas a más largo plazo y se aceleren para actuar de una vez. Esto nos explica los fuertes movimientos que hemos visto en todos los mercados a partir del 22 de enero, que fue cuando el Banco Central Europeo anunció su nuevo programa de estímulo comprando bonos, y la aceleración de las tendencias tras el reporte de empleo de Estados Unidos el 6 de marzo. Son movimientos que anticipaban la entrada en vigor del programa europeo el lunes pasado, y ahora también el cambio en el comunicado del Fed que se publicará el miércoles 18 a las 12:00pm, hora de México.

Las tendencias del dólar frente al euro y al yen, y las de las tasas de bonos probablemente se mantengan por un buen rato, en lo que las economías de Europa y Japón empiezan a responder. Pero otras monedas, como la de México, seguramente modificarán su comportamiento al tomar en cuenta los efectos de las decisiones del Fed específicamente sobre cada economía en particular.

Por ahora, los mercados probablemente seguirán de cabeza, y sólo habrán días de respiro por algún dato o evento que se salga de la norma reciente. La fortaleza del dólar persistirá por lo menos hasta junio, sobre todo si los datos económicos se mantienen positivos, aunque el peso puede empezar a regresar. Las tasas de los bonos del Tesoro seguirán subiendo, aunque muy poco a poco, y las de Europa seguirán cayendo. Los precios de las materias primas seguirán propensos a bajar mientras el dólar continúe subiendo, y el petróleo tenderá a moverse según los recuentos de inventarios, pero intentando encontrar un piso. Las bolsas europeas se benefician de la debilidad del euro y la mayoría debe mantenerse al alza, mientras que las de Estados Unidos estarán más dudosas, ya que ganan atractivo conforme se fortalezca la actividad económica, pero las grandes empresas multinacionales y la exportadoras sufrirán por la apreciación del dólar. El desempeño de las bolsas emergentes, como la de México, dependerán de que los inversionistas empiecen a discriminar ntre las economías vulnerables a la salida de capitales y las economías estables, como la nuestra.

Al final de cuentas, sin embargo, no debemos perder de vista que tanto lo que haga el Fed, como lo que intentan los bancos de Europa y Japón, son para mejorar las condiciones económicas a futuro. En un entorno tan complejo y sensible como éste, lo mejor es mantener la calma y serenamente diseñar los portafolios con la vista puesta en el largo plazo. Por lo pronto, en lo que conocemos la decisión del Fed y la reacción de los mercados, recomendamos mantener sólo 30% en acciones – 10% en México, 10% en Estados Unidos, 5% en Europa y 5% en Japón – también 10% en bonos mexicanos y el 60% restante en efectivo, en pesos.

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