Patricia Berry: Cambio de Pitcheada

Paty Berry

Y resultó que el Fed, justo como un pitcher en el montículo, tirando puras bolas rectas y rápidas, de repente, cuando menos se lo espera uno, cambia la velocidad, y tira una curva lenta, lenta, que desequilibra totalmente al bateador.

Acostumbrados a considerar casi única y exclusivamente el comunicado después de cada junta como guía de sus decisiones futuras, esta vez el Fed nos sorprendió cambiando el texto como se esperaba, pero basándose en los pronósticos trimestrales de los miembros del Comité para comunicar sus intenciones, intenciones que no eran las esperadas.

Vámonos por partes. Antes del 6 de marzo y de la publicación del excelente reporte de empleo de febrero, los inversionistas (que no los economistas) esperaban la primera alza de la tasa de interés hasta septiembre. Como resultado del reporte, que reflejó una clara mejora en las condiciones del mercado laboral, los inversionistas aceleraron sus expectativas. Para la junta que tuvo lugar esta semana, preveían que el banco eliminara la palabra “paciencia” del mensaje, lo que haría altamente probable que el inicio del nuevo ciclo de alza de la tasa comenzara en junio. En las últimas semanas, todos hemos sido testigos del disparo del dólar contra todas las monedas del mundo, del alza en las tasas de los bonos del Tesoro, aun cuando las tasas en Europa seguían cayendo, de una nueva baja de los precios de las materias primas, y de un freno a las bolsas de Estados Unidos – todo en reacción a un inminente incremento en la tasa de referencia fed funds.

El Fed tiró la bola y cumplió. Se eliminó la palabra paciencia al hablar del alza de la tasa, pero también se degradó la perspectiva, y el Fed habló de una moderación del crecimiento económico y de mayores presiones a la baja para la inflación. Esto no hubiera causado gran revuelo si no es por los pronósticos de los miembros del Comité que se publicaron en paralelo. En los pronósticos se aprecia la verdadera dimensión de los cambios en las expectativas trimestre con trimestre, y en especial llama la atención el cambio contra las expectativas que se tenían apenas en diciembre pasado: de estar esperando un crecimiento de la economía de entre 2.6% y 3%, se bajó a un avance entre 2.3% y 2.7%; se esperaba una inflación total de entre 1% y 1.6%, que se disminuyó a entre 0.6% y 0.8%, todavía más lejos del objetivo en 2%; y de ver probable una tasa de interés en 1.125% al final de 2015, ahora se espera una de apenas 0.625%, 0 50 puntos base menos! Y lo mismo sucedió con los pronósticos para 2016 y también para 2017. Al final, incluyendo los pronósticos para el largo plazo, los miembros del Fed por ahora no ven en el horizonte que el crecimiento de la economía llegue a 3%, y la consecuente tasa de interés la ubican en menos de 4%. Al mismo tiempo, la tasa de desempleo en el largo plazo que no provoca inflación ahora se considera menor, de 5% o hasta menos.

Esta pitcheada curva nadie se la esperaba. Algunos pensaban que, como dijo Yellen, la fortaleza del dólar está jugando en contra porque disminuye las exportaciones y presiona la inflación a la baja, y que podría ser un factor que pospusiera el alza de la tasa. También es cierto que, entre los economistas, hubo muchos que no se dejaron llevar por el reporte de empleo y seguían esperando el alza hasta después de junio. Pero no era la expectativa de los inversionistas en el mercado, y las reacciones fueron virulentas: el dólar se desplomó contra todo – el peso regresó casi a 15! – las tasas de interés de los bonos del Tesoro regresaron casi a mínimos, el petróleo se disparó al caer el dólar, y las bolsas de todo el mundo se aceleraron al alza.

El jueves por la mañana todavía se sintió el efecto en Asia, pero con el paso de las horas las aguas empezaron a calmarse. El euro regresó a la cotización de antes de la junta, aunque otras monedas, como el peso, sostuvieron algo de las ganancias del miércoles; las tasas de interés del Tesoro recuperaron parte de lo perdido, y el petróleo volvió a retroceder, aunque no todo el camino, mientras que los precios de las acciones no se pudieron mantener en los máximos.

Al final de cuentas, las consideraciones del Fed y las reacciones de los mercados sugieren que el panorama no es tan positivo como se pensaba hace apenas unas cuantas semanas, pero tampoco es tan malo; más bien, la economía parece estar atravesando por un período más de moderación de la actividad, y lo que no se ve todavía es un catalizador que pudiera encender la mecha de una aceleración como la que se quisiera. Parece, entonces, que el alza de la tasa de interés se llevará a cabo hasta septiembre u octubre, como lo considera el mercado de futuros, a menos que los datos de aquí a entonces digan otra cosa.

Un resultado importante de todo esto es que el Fed logró total flexibilidad para subir la tasa cuando mejor le parezca. Se quitó la paciencia y la condicionante de junio, y sólo quedan los datos que se vayan conociendo como factores de decisión. Los mercados, mientras tanto, tienen mucho qué pensar. Ahora la gran pregunta es si, con toda esta información y especie de advertencia del Fed sobre la falta de emociones fuertes en el futuro previsible, los mercados se podrán sostener y volver a acelerar, o si corrigen para descontar expectativas más moderadas.

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