Nueva sacudida política

¿Qué dice análisis? En los mercados. Por: Patricia Berry

Tuvimos de todo esta semana, pero lo más destacado fue el anuncio del FBI el viernes de que reabre la investigación de Hillary Clinton. Volvemos a la incertidumbre mayúscula en los mercados y a la volatilidad marcada.

Se trató de una semana con emociones sólo aptas para adultos que no sufran de enfermedades del corazón.

Tuvimos datos. Fueron buenos los reportes de los índices de actividad PMI preliminares. En Japón, la Zona Euro, Alemania y Estados Unidos, la actividad alcanzó su máxima velocidad en el año; sólo Francia se rezagó. Las cifras de inflación en los países europeos por fin parece que empieza a despertar, a juzgar por España y Alemania, pero en Japón los precios volvieron a bajar. En Inglaterra, el PIB creció 2.3% anual al 3T16, el de Francia aumentó sólo 0.2%, pero por lo menos fue positivo; el PIB de España avanzó 3.2% anual, más que lo esperado, y el de Estados Unidos también superó las estimaciones con un aumento de 2.9% anualizado.

En Estados Unidos, además, las ventas de casas nuevas aumentaron más que lo estimado, pero el reporte de órdenes de bienes duraderos decepcionó porque volvieron a bajar las órdenes de bienes de capital civil, que son un reflejo de la inversión de las empresas. Se publicaron, también, los índices de confianza y sentimiento del consumidor, y ambos bajaron más que lo esperado, cosa que se le achaca a la incertidumbre por las elecciones. Al final de cuentas, los datos fueron suficientemente buenos como para que la probabilidad de alza de la tasa del Fed en diciembre subiera a más de 80%.

Tuvimos anuncios. En España, por fin Mariano Rajoy tendrá la oportunidad de formar un gobierno. No contará con la mayoría en el parlamento y seguramente le dificultará las reformas hacia delante, pero por lo menos terminó la incertidumbre. En Inglaterra, Mark Carney del banco central declaró que la capacidad del banco para pasar por alto la depreciación de la libra tiene un límite. Con esto quiso decir que tienen en la mira el posible efecto de la depreciación de la moneda sobre la inflación, que ya de por sí empezó a moverse. Los inversionistas, que esperaban una baja de la tasa en la reunión de la próxima semana, inmediatamente interpretaron que la tasa permanecerá sin cambio y sus palabras desataron una venta masiva de bonos soberanos en todo el mundo, que impulsó las tasas al alza.

La OPEP está hecha bolas. Por un lado, Irak declaró que quiere quedar exento de los recortes o congelamiento de la producción porque necesita el dinero para combatir al Estado Islámico. Irán, Nigeria, Libia y Venezuela ya estaban exentos, e Indonesia acaba de anunciar un incremento en su producción, así que el peso del recorte queda sobre Arabia Saudita y sus aliados del Golfo Pérsico – Emiratos Árabes, Kuwait y Qatar. Rusia, mientras tanto, parece que está dispuesta a cooperar, pero sólo congelando su producción. Naturalmente, los precios del petróleo han vuelto a caer a menos de 50dpb, al crecer la duda de si serán capaces de llegar a un acuerdo para el 30 de noviembre.

Tuvimos resultados de empresas. Probablemente lo más sobresaliente de la semana fue la decepción que causaron Apple y Amazon, a la par de los sorpresivamente buenos reportes de los bancos en Estados Unidos y Europa. En Estados Unidos, al inicio de la temporada de reportes se esperaba una baja en las utilidades del S&P500 de -0.5% en el 3T, pero con los resultados que se han conocido, esta estimación se ha revisado a un incremento de 2.6%, que marcará el final de una recesión en utilidades de un año – muy buena noticia. Sin embargo, también ha ocurrido que, pesar del buen 3T que se está reportando, en una tras otra de las conferencias de los empresarios con analistas, los resultados esperados para el 4T y para todo el año no alcanzan las expectativas. Si bien estamos escuchando de importantes fusiones y adquisiciones de empresas, la inversión para expansión simplemente no se reactiva, y es evidente que las empresas están preocupadas por el alza de las tasas de interés, que no se detendrá, sobre todo si gana Hillary, y se cuestiona si el impulso a los precios de las acciones es sostenible.

Tuvimos bomba del FBI. En el frente político de EU, había resurgido la incertidumbre por un mejor desempeño de Trump en las encuestas en los últimos días, y al mediodía del viernes tronó otra bomba contra Hillary que puso a todos a girar. En una investigación ajena a Hillary, del exrepresentante demócrata Anthony Weiner, esposo separado de Huma Abedin, la asistente y mano derecha de Hillary, el FBI encontró que en su computadora (la de Weiner), parece que hay e-mails, posiblemente relacionados con el caso de Hillary.

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El director del FBI, James Comey, del partido republicano, apenas hace unos meses declaró cerrada la investigación de los e-mails de Hillary y, después de explicar todo lo que había hecho mal con la información como Secretaria de Estado, dijo que a su juicio no había ningún crimen qué perseguir. Por supuesto, Donald Trump se le fue encima y desde entonces le ha llamado de traidor para arriba. Ahora, para curarse en salud, envió una carta de lo más vaga a los principales funcionarios del Congreso – todos republicanos porque tienen la mayoría de ambas cámaras – explicando que en la computadora de Weiner pueden haber e-mails de Hillary que no se han analizado, y que van a re-abrir el caso.

Al instante, Comey se volvió un héroe nacional para Trump. Para muchos otros, Comey está violando los protocolos del Departamento de Justicia: 1) el FBI no puede hacer comentarios sobre una investigación en proceso, como es la de Weiner y 2) nadie del Departamento de Justicia puede hacer comentarios que puedan afectar el resultado de una elección por lo menos en los 90 días anteriores a la votación.

Desde que se enteró de la carta de Comey, Hillary le exigió al FBI que se dé a conocer toda la información que tienen tan pronto como el lunes, porque ella está segura que no encontrarán nada incriminatorio ni nada que ella no les haya entregado ya, y faltan tan sólo 10 días para la elección. Sin embargo, el daño está hecho, y regresó la pesadilla de los e-mails de Hillary al centro del escenario.

En los mercados, todos tiraron la toalla, y el termómetro de Trump, el peso mexicano, se desplomó hasta 19.10. Pero no fue lo único: el viernes acabaron perdiendo terreno el dólar y las bolsas. Hasta hoy domingo en la tarde, se pensaba que no se tendría más información por parte del FBI antes de la elección, porque ni siquiera habían obtenido la orden de un juez para abrir los e-mails relacionados con Hillary en la computadora de Weiner. Se acaba de anunciar que el FBI ya obtuvo la orden de un juez para proceder a abrir los e-mails y determinar si son relevantes para la investigación de Hillary o no. Ya veremos cuánto tardan. Y tuvimos mercados alborotados, empezando por el del peso.

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