Bien y de buenas

La semana pasada se trató de una semana de optimismo en los mercados. Los datos de EU confirmaron que la economía no se está desacelerando y menos cayendo en recesión. Se despejaron dudas políticas en Inglaterra y Japón. Los números de China dieron esperanzas. Pero la incertidumbre y volatilidad persistirán.

¿Qué dice análisis? En los mercados Análisis dice…
Por: Patricia Berry

Desde el viernes de la semana anterior, tras la publicación del reporte de empleo de junio de Estados Unidos, el ánimo en los mercados cambió para mejor; fue un reporte que rebasó las mejores expectativas y canceló la posibilidad de que la economía pudiera caer en una nueva recesión. Luego, durante el fin de semana pasado, China publicó las cifras de comercio e inflación de junio. Las cifras no alcanzaron las estimaciones, pero provocaron que creciera la expectativa de medidas adicionales de estímulo por parte de las autoridades. El domingo, se llevaron a cabo las elecciones de la cámara alta del parlamento de Japón y el LDP, el partido de Shinzo Abe, verdaderamente arrasó y terminó con una mayoría de 2/3 de los asientos. Con la evidencia de este apoyo, Abe en seguida anunció que se preparará un nuevo súper paquete de estímulo, incluyendo medidas de política fiscal, para impulsar el crecimiento y la inflación. En Inglaterra, mientras tanto, el proceso para la elección del nuevo primer ministro seguía su camino, cuando el domingo Andrea Leadsom anunció su retiro de la contienda, dejando a Theresa May como única candidato y, por lo tanto, como la sucesora de David Cameron sin más preámbulo.

Total, que al inicio del lunes el panorama era claramente mejor: Estados Unidos sigue creciendo sólidamente, se mantiene la expectativa de aumento de estímulo en Inglaterra, la Unión Europea, China y Japón, y se disipó la incertidumbre política sobre el nuevo primer ministro en Inglaterra y el apoyo con el que cuenta Shinzo Abe en Japón para seguir adelante con sus planes para la economía.

Y los mercados reaccionaron en consecuencia. El apetito por riesgo comenzó a regresar: el dólar subió toda la semana ante la fortaleza de la economía, el yen bajó junto con el euro y la libra en respuesta a la expectativa de mayor estímulo, las tasas de interés de los bonos repuntaron y se alejaron de los mínimos al disminuir la demanda por activos de refugio, el petróleo y otras materias primas se recuperaron a pesar de las ganancias del dólar por la expectativa de mejor crecimiento en la demanda, los mercados emergentes – monedas, bonos y bolsas – también avanzaron al recibir flujos de recursos dispuestos a asumir un mayor riesgo, y las bolsas subieron a superar máximos anteriores al Brexit, en medio del mejor panorama y ante la expectativa de un importante aumento en la liquidez.

El buen humor en los mercados prevaleció hasta el jueves, sin datos o eventos en el mundo que interrumpieran el optimismo. Pero el jueves en la noche ocurrió el horrible ataque terrorista en Niza, durante la celebración del Día de la Bastilla de Francia, recordándonos a todos que no todo está bien con el mundo. El jueves y viernes se publicaron datos de Estados Unidos muy importantes para el Fed: inflación al consumidor, ventas al menudeo y producción industrial de junio, y el índice de sentimiento del consumidor de la U. de Michigan preliminar de julio. Y los reportes resultaron sorprendentemente buenos, excepto por el sentimiento del consumidor, que sufrió una inesperada y fuerte baja, aparentemente producto de las dudas sobre el crecimiento que provocó el Brexit. También el viernes, China dio a conocer el resto de sus datos económicos de junio y, por primera vez en mucho tiempo, varios resultaron mejor que lo esperado, empezando por el PIB del 2T16. Se trata sólo de un mes de mejoría y nada está garantizado, pero no podemos descartar que sea la primera señal de la construcción de un piso de la desaceleración.

Con todo y las buenas noticias, el viernes vimos el efecto de la masacre en Niza en una disminución en el entusiasmo de los inversionistas: las bolsas de Asia siguieron subiendo, pero las de Europa bajaron; las de Estados Unidos estuvieron arriba después de los buenos reportes de la economía, luego bajaron, y al final el Dow Jones ganó terreno, pero el S&P500 y el Nasdaq retrocedieron. Pensamos que este comportamiento fue momentáneo y sólo de reacción al shock del ataque terrorista, porque los movimientos fueron muy pequeños, de menos de 1% en la gran mayoría de los casos.

La semana, entonces, fue positiva casi por donde la veamos. La preocupación por el crecimiento futuro sigue al frente, pero algunos de los focos de incertidumbre se apagaron y con eso disminuyó la aversión al riesgo. Desafortunadamente, sin embargo, este buen desempeño de los últimos días no es suficiente para cambiar la percepción del panorama difícil a mediano y largo plazo, y diseñar una nueva estrategia de inversión.

La próxima semana será de muy pocos datos importantes alrededor del mundo, así que la atención de los inversionistas volverá a los eventos y cuestiones políticas. Por principio de cuentas, los mercados seguirán el proceso del Brexit paso a paso. Luego, tendremos que considerar el intento de golpe de estado en Turquía del viernes por la noche, que se une a la creciente actividad terrorista de ISIS, como señales de la inestabilidad que prevalece en el Medio Oriente, y que es una fuente de incertidumbre y temor con efectos en la sicología de los inversionistas. De suma importancia, habrá que estar pendientes de Estados Unidos porque el lunes comienza la Convención Republicana en la que nombrarán a Trump como candidato oficial a la presidencia. Será muy importante cuáles personajes del partido participan en la convención como conferencistas y lo que dicen, porque será un reflejo del apoyo que tienen Trump y sus ideas al interior del partido. Y será clave el anuncio de la plataforma de Trump, o su plan de gobierno, en la que quedará por escrito todo lo que pretende hacer durante los próximos 4 años, si es que gana la elección.

En pocas palabras, aunque no habrán muchas noticias económicas, la incertidumbre y la volatilidad seguirán presentes.

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