Y los bancos centrales…esperando

Análisis dice…  Por: Patricia Berry
Es evidente que, desde que Trump ganó la presidencia de Estados Unidos a principios de noviembre, las prioridades han cambiado para los inversionistas. Todos los ojos y oídos están puestos en lo que dice, hace o tuitea, y hemos dejado a un lado cosas que siguen siendo muy importantes, pero que han perdido glamour por no ser escandalosas.

¡Cómo ha cambiado la situación!
Hasta hace unos cuantos meses, todos esperábamos con ansia las  reuniones de los bancos centrales y seguíamos palabra a palabra los comunicados y conferencias de prensa que resultaban de ellas. De estas palabras dependía el comportamiento de las economías y de los mercados.

Pero, con la expectativa de importantes cambios en el manejo de las economías por parte de los gobiernos, y de la aplicación de medidas fiscales, ya no es lo mismo – estamos en tránsito hacia una nueva situación en la que los bancos centrales no serán el único centro de atención.

El Banco Central Europeo tuvo su reunión de política monetaria la semana pasada y en estos días les tocó a los bancos de Inglaterra, Estados Unidos y Japón, y resulta que nadie hizo nada. Todos, de una u otra manera, están esperando definiciones, y la verdad es que en ninguno de estos países hay urgencia en este momento por tomar decisiones.

En Europa, el crecimiento va mejorando y la inflación ha repuntado, pero básicamente gracias a al incremento en los precios de los energéticos, y todavía no hay confianza en que se sostenga. Por otra parte, además del efecto que pudiera tener el Brexit una vez que inicien las negociaciones con Inglaterra, se avecinan importantes elecciones en Francia, Holanda, Alemania y quizá Italia, con la posibilidad de cambios radicales en el manejo de la política económica. Así que, mientras tanto, todos quietos!

En Inglaterra ocurre lo mismo. Por un lado, el crecimiento esperado de la  economía se revisó al alza para 2017. El repunte en la inflación se explica por el petróleo y por la fuerte depreciación de la libra, mientras las expectativas de inflación a largo plazo permanecen ancladas. Y por otro, se espera que a fines de marzo comiencen las negociaciones del Brexit, sin que se sepa bien a bien cuáles serán sus efectos y qué cambios se necesitarán en términos de política económica para proteger el crecimiento. También en este caso, más vale esperar antes de actuar.

En Japón tampoco hay claridad. El banco central, igual que en Inglaterra,  revisó al alza las estimaciones de crecimiento de la economía para el año fiscal que comienza en abril, pero prácticamente mantuvo sin cambio las expectativas de inflación, y espera que llegue al 2% hasta marzo de 2019.
Como se esperaba, la postura monetaria no cambió, así que se mantiene la tasa de 0.1% a parte de las reservas de los bancos y el objetivo de 0% para la tasa del bono de 10 años. En un intento por canalizar recursos a más sectores de la economía, se alargó por un año el programa de créditos a empresas con potencial de crecimiento. Las compras de activos no sufrieron cambio, y se advirtió que sólo podrían reducirse si la inflación se acelerara.
El gobierno y el banco central están a la espera de lo que ocurra en Estados Unidos y el efecto que esto pudiera tener sobre las exportaciones. Total, Kuroda y Cía esperan con paciencia.

En Estados Unidos, el Fed también enfrenta una situación incierta. Todo apunta a que el crecimiento va en aceleración, y que la inflación está despertando, pero Trump significa contradicciones en el panorama. Por un lado, las promesas de Trump incluyen medidas fiscales que impulsarán el crecimiento con bajas en impuestos, incentivos para la inversión y la repatriación de capitales, inversión gubernamental en infraestructura, y desregulación a lo largo y ancho de los distintos sectores. Al mismo tiempo, las intenciones proteccionistas del nuevo gobierno son innegables y éstas son fuerzas que contrarrestan el impulso al crecimiento. En el horizonte se asoman dificultades políticas para que Trump proponga las medidas fiscales pronto, y desde cambios en los acuerdos que tiene Estados Unidos, como en el caso del TPP o el TLC con México, hasta posibilidades de guerra comercial con China y/o guerra militar con Irán. En este momento, parece que todo puede pasar, y mientras no haya urgencia, el dólar fuerte y el alza de las tasas de bonos en el mercado están haciendo el trabajo del Fed. Así las cosas, el Fed alerta, pero en pausa.

Y el viernes, tuvimos sorpresa de China. De donde menos se pensaba, vino  el único cambio. El 24 de enero pasado, el banco central de China subió las tasas de los préstamos a mediano plazo – MLF a 6 meses y un año – por primera vez desde que lanzó el instrumento en 2014; y es la primera alza en alguna tasa de referencia desde 2011. Las tasas aumentaron 10 puntos base, a 2.95% y 3.1%. Este viernes, el banco subió las tasas de las operaciones de reportos inversos y créditos de corto plazo. Las autoridades dijeron que seguirán manejando una política monetaria prudente y neutral.
Todo esto indica que el gobierno está cambiando a una política monetaria menos suave para contener los riesgos financieros creados por años de estímulo a través del crédito. Aunque los movimientos fueron modestos y las tasas de referencia permanecieron sin cambio, es claro que las autoridades
pretenden forzar a las empresas a reducir su apalancamiento y a controlar el uso de dinero de corto plazo para actividades especulativas. Al mismo tiempo, las tasas más altas deben contribuir a frenar la salida de capitales y la depreciación del yuan. Todo esto, claro, sin considerar que pudiera haber
algún cambio por una confrontación abierta con Trump.

La próxima semana se llevará a cabo la reunión del Banco de México y la  mayoría de los analistas espera un incremento en la tasa de fondeo de 50 puntos base, de 5.75% a 6.25%, para combatir el repunte inflacionario más reciente, producto del incremento en los precios de los combustibles. De 18 analistas encuestados, sólo 1 espera un incremento de 25 puntos base y 3 esperan que la tasa quede sin cambio; todos los demás esperan medio punto porcentual de incremento. Nosotros pensamos que sí hay buenas posibilidades de que la tasa no se mueva porque, por un lado, el impacto de la gasolina fue de una vez por todas, y el efecto se irá diluyendo en el tiempo, cosa que ya se ve en las expectativas de largo plazo; por otro lado, el tipo de cambio se ha venido fortaleciendo en las últimas dos semanas, restando presión a los precios de las mercancías y, finalmente, el Fed no subió la tasa.

Al final de cuentas, el mensaje de los bancos centrales y de las cifras que  hemos visto es que las economías van bien, hasta mejor que lo esperado, pero también que el panorama todavía no está claro porque hay riesgos importantes que vienen de la política y geopolítica, y que definitivamente no podemos descartar.

Tomando en cuenta todo esto y el comportamiento reciente de los mercados, la cautela sigue siendo de suma importancia. Al mismo tiempo, nos parece recomendable mantener posiciones en ETF’s de índices y sectores de Estados Unidos, además de algunas acciones mexicanas defensivas, y apostarle al dólar.

 

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