Un año muy incierto | #OpiniónIntercam de Pedro Ovín

Uno de los peores elementos para los mercados financieros y para el sector empresarial es la incertidumbre. Los mercados se comportan como un gran cerebro colectivo que muchas veces reacciona a componentes psicológicos y emocionales, más que racionales, ocasionando movimientos y cambios de gran magnitud.

Este 2018, con ánimo renovado, entusiasmo y una lista de propósitos profesionales y personales, será uno de los años con mayor incertidumbre. Por mencionar algunos factores de especulación y que son de gran incertidumbre, encontramos: alza en las tasas de interés, posible disminución de la inversión, presión sobre el peso, riesgo de una actividad productiva baja, la reforma fiscal en Estados Unidos, las elecciones en México y, la que mayor preocupación genera, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

¿Qué pasará con el TLC? 

Dependemos, por un lado, del talento y la inteligencia de nuestro equipo de negociadores, que reúne a los más destacados personajes de la arena política y empresarial. Sin duda, existe la confianza de que el equipo que nos representa es el mejor.

En el 2014, asistí en San Antonio al 20 aniversario del TLC, que reunió a personalidades públicas que, en su momento, negociaron el tratado que permitió un intercambio comercial que fue de gran impacto en nuestra economía. Durante un par de días se analizaron los beneficios del TLC, las virtudes del comercio, la integración internacional, la reducción de aranceles, la unificación y el crecimiento de los mercados, entre otros asuntos.

Sin embargo, el tema en común fue la importancia de renovar y de monetizar un tratado que, al cumplir 20 años, se estaba quedando rezagado.

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En esos momentos, nadie tenía en el radar el cambio político que iba a experimentar EEUU. Tuvimos tiempo para poder pensar en cómo mejorar el tratado, no sólo nosotros, sino también nuestros vecinos y, quizá porque éste funcionaba, no se tocó el tema hasta que el presidente Donald Trump lo presentó en su agenda.

Aquí estamos. Empezamos 2018 con la incertidumbre sobre qué va a pasar. Dependemos de una acción visceral e impredecible de un poderoso líder que cree desde su óptica que está tomando la mejor decisión. Debemos buscar alternativas, aprovechar este tiempo en mejorar nuestra productividad y competitividad, fortalecernos y unificarnos para asumir el futuro como se presente.

¿Por qué buscaría invertir una empresa estadounidense aquí si en su país la tasa es menor?

Éste es el factor de mayor preocupación para muchos, incluyendo nuestro presidente, su gabinete y los candidatos que quieren ser presidentes y para nosotros, el empresario, el comerciante, el banquero, el empleado. Todos.

Otro elemento de atención es la reforma fiscal del país vecino que consiste en la reducción de tasas impositivas y en un impuesto a productos importados. Esta nueva reforma ocasionará, inmediatamente, una disminución en la competitividad de México por una simple razón: ¿por qué buscaría invertir una empresa estadounidense aquí si en su país la tasa es menor?

La Secretaría de Hacienda (SHCP) pide esperar a la tasa real. La realidad es que ésta será más atractiva allá que aquí. ¿Cuántos empleos perderemos? ¿Cuántos millones de dólares dejarán de invertirse? No lo sabemos. Pero sí queda claro que baja nuestro ingreso como país. Y la capacidad de maniobra de la SHCP se acota a reducir la tasa del impuesto corporativo con el impacto que eso tiene.

Vimos al cierre del año una disminución de 3% en los créditos de nómina que afectan al comercio y los constantes movimientos del peso.

La labor del Banco de México de controlar la fluctuación cambiaria es responsable y disciplinada, pero en un mercado global, con el comercio dependiente del dólar y siendo el peso tan activo, se vuelve muy volátil. Nos queda recurrir a coberturas y disminuir el riesgo.

Otra variable de gran relevancia son las elecciones. Nos espera un maratón de propuestas, discursos, desacreditaciones y argumentos. Habrá 3,400 procesos electorales, presidencias municipales, congresos locales, 9 gubernaturas, incluida la Ciudad de México, que por primera vez elegirá gobernador; se renovarán ambas cámaras del Congreso y la elección más esperada y trascendente, la de presidente de la República.

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Serán meses intensos en temas políticos, escucharemos algunos discursos brillantes y muchos demagógicos. En esta materia, una plataforma como la del IMEF se vuelve de gran relevancia, porque el instituto es un espacio de profundo análisis, diálogo y de crítica a las propuestas. He ahí la importancia de elevar el nivel del diálogo político de una discusión seria y respetuosa, aceptando opciones distintas.

Tenemos ejemplos recientes y cercanos de elecciones en las que la sociedad quedó dolida y dividida, como ocurrió en EEUU. Que nos sirva de ejemplo para que no nos suceda lo mismo, evitemos convertirnos en una sociedad polarizada.

En materia de elecciones, sólo puede existir un ganador, pongamos las condiciones necesarias para que éste gobierne disciplinadamente y seamos una sociedad civil observadora y activa, propositiva, crítica pero respetuosa.

Debemos empezar el año con una triple agenda en temas de anticorrupción.

En el Comité Técnico de Anticorrupción de las propuestas en el tema, sobre cómo se va a atacar este problema. Queremos un posicionamiento de los candidatos en este tema; pero no estamos esperando la respuesta y la panacea.

Sabemos que es complicado, estamos conscientes de que la corrupción ha permeado el inconsciente colectivo y se ha vuelto una actividad permisiva. Gracias a las trabas y a la ineficiencia de la burocracia, una práctica casi necesaria para continuar con la vida diaria.

Pero si hay manera de destruir esta víbora que se muerde a ella misma la cola y de la que parece no tenemos salida, es a través de nuestro bien actuar, en donde podemos cortar de tajo con este círculo donde el poder y los poderosos se benefician y al débil no le queda más que adecuarse a un sistema corrupto y viciado.

Debemos empezar el año con una triple agenda en temas de anticorrupción. La primera a nivel político, por eso, la importancia que los candidatos se pronuncien en esta materia; otra a nivel empresarial, en donde debemos reevaluar nuestra actividad profesional y empezar a cambiar donde nos corresponde y, por último, una agenda personal, en donde como individuo debo de diagnosticar honestamente y ejecutar los cambios necesarios para mejorar en temas de corrupción.

En esta materia, el IMEF se vuelve de gran relevancia. Estos factores, analizados, debemos de convertirlos en un detonante para reinventarnos y lograr los éxitos a los que estamos destinados como individuos y de país.

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PedroPedro Ovín es Director Comercial de Negocios de Intercam Banco.

 

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