El significado de Trump en la Casa Blanca

Haciendo a un lado los sentimientos y las emociones, es tiempo de pensar en lo que realmente implica Donald Trump como presidente de Estados Unidos para las economías y para los mercados, y no es del todo malo.

¿Qué dice análisis?  En los mercados. Por: Patricia Berry. 

El significado de Trump en la Casa Blanca
Estados Unidos
Haciendo a un lado los sentimientos y las emociones, es tiempo de pensar en lo que realmente implica Donald Trump como presidente de Estados Unidos para las economías y para los mercados.
Independientemente de lo que Trump ha anunciado que hará en los primeros 100 días de su administración, su plan para Estados Unidos tiene como objetivos principales:

  • Detonar el crecimiento, el empleo y la inversión;
  • Liberar a la economía de controles y regulaciones;
  • Reconstruir las fuerzas militares; y
  • Sustituir o modificar Obamacare – la reforma de salud que logró Obama.

Para alcanzar las metas de crecimiento, Trump propone:

  • Bajar impuestos a todos, personas y empresas;
  • Desregulación de la industria financiera, energética y de salud, de entrada;
  • Inversión gubernamental en infraestructura;
  • Incentivos a la inversión y a la repatriación de capitales de las empresas.
  • Asegurar sólo tratados comerciales “justos”.

La aplicación de estas medidas tiene importantes implicaciones desde un inicio, unas buenas y otras no tanto:

  • Empresas y personas con más dinero, invirtiendo y gastando más
  • Incremento en la inversión
  • Mercado laboral más fuerte y salarios al alza
  • Mayor consumo y mayor demanda
  • Mayor crecimiento y presión al alza sobre la inflación
  • El Fed seguirá subiendo la tasa, y quizá más rápido.
  • Mayor déficit del gobierno por menores ingresos y más gasto.

Esta estrategia significa el uso de la política fiscal, junto con la política monetaria del Fed, para impulsar el crecimiento – justo lo que se ha venido discutiendo en los altos foros económicos del mundo como la solución más lógica al estancamiento actual de las economías de Europa y Japón.

Desde luego, en este momento todavía hay gran incertidumbre sobre lo que Trump podrá hacer o no; qué tanto modificará sus propuestas al enfrentar la realidad de gobernar; bueno, ni siquiera conocemos a su gabinete completo.
Sin embargo, es importante comenzar a diseñar la estrategia de inversión que incorpore los últimos cambios, y pensamos que sí hay suficiente información como para aventurarnos a elaborar un escenario base y estimaciones preliminares para 2017 y 2018.

Todo pronóstico, aun en el mejor de los casos, es sujeto de cambios conforme vamos conociendo la realidad. En este caso, es de esperarse que las cifras cambien con frecuencia y quizá más fuerte que lo normal, simplemente por el alto grado de incertidumbre en el entorno, que deberá irse despejando en las próximas semanas.

Los mercados alrededor del mundo, mientras tanto, han reaccionado a las implicaciones de las propuestas de Trump:

  • Estados Unidos crecerá más rápido que nadie y, con incentivos para la inversión, se vuelve el país más atractivo para poner a trabajar el dinero. Los capitales han fluido hacia Estados Unidos y el dólar se ha fortalecido contra prácticamente todas las monedas. Seguramente seguirá siendo la divisa más fuerte mientras otros países se mantengan rezagados.
  • El mayor déficit del gobierno significa una mayor emisión de deuda y mayor oferta de bonos del Tesoro, con lo que las tasas de interés que ofrecen deben aumentar. Por otro lado, la expectativa de mayor crecimiento económico y mayor inflación también impulsan las tasas al alza. Desde el día de la elección, las tasas de los bonos del Tesoro se dispararon y arrastraron a las de Europa y Japón.
  • Las bolsas de Estados Unidos suben. Todas las empresas se beneficiarán  de menores impuestos y de mayor demanda, y muchas de los incentivos para la inversión y de las facilidades para la repatriación de capitales.
    Algunos sectores, como el financiero, el de salud o el energético, verán mucho mejores condiciones por la desregulación. Las empresas multinacionales sufrirán dependiendo de las medidas proteccionistas con las que ha amenazado Trump.
  • De las materias primas, por ahora, el petróleo sigue reaccionando a la  posibilidad de un acuerdo de la OPEP y Rusia para recortar la producción, pero hacia delante volverá a entrar en juego la industria de Estados Unidos, ya que es una de las que impulsarán las medidas de Trump. El oro ha bajado ante la fortaleza del dólar, aun con la expectativa de inflación al alza, porque todavía se encuentra en niveles demasiado bajos. El cobre y otros commodities industriales serán los que se beneficien de la inversión en infraestructura, primero, y del crecimiento después.

El éxito que pueda tener la aplicación de medidas de política fiscal en  Estados Unidos, la economía más grande de todas, será especialmente importante en estos momentos, cuando Japón, China, Inglaterra y los países europeos tienen serios problemas para crecer. Por un lado, mayor demanda de Estados Unidos le pondrá un piso al deterioro del comercio internacional – uno de los principales problemas globales – y, quizá más importante en el tiempo, puede servir como un instructivo de las políticas que se pueden aplicar para salir del estancamiento económico.

Este éxito, en buena medida, dependerá de las medidas proteccionistas que pretende aplicar Trump, y de su severidad. Por lo menos en su discurso, sus principales blancos son el comercio con China y el TLC con México. Lo que resultaría más peligroso para el mundo sería una guerra comercial con China, que parece que no ocurrirá porque Trump ya está suavizando su retórica. Con respecto al TLC, o Nafta, los expertos opinan que Trump, en realidad, no pretende salirse porque le haría un daño impensable a la economía de EU. Consideran que, más bien, quiere renegociar el acuerdo, principalmente para incluir algunas industrias nuevas que están fuera del tratado, como la energética, la de telecomunicaciones, y otros servicios, en las que Estados Unidos es dominante. Piensan que amenazar con salirse y mantener la duda es una estrategia de negociación para suavizar las posturas de México y Canadá. Suena lógico, pero ya veremos.

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