¿Alguien entiende?

¿Qué dice análisis?
En los mercados. Por: Patricia Berry
¡Qué difíciles están las cosas! Como que nadie entiende qué pasa y la confusión hace presa de todos.
La preocupación principal sigue siendo el crecimiento de las economías más grandes y de la economía global – simplemente, no tienen la fuerza necesaria para alcanzar un punto de aceleración, y el ritmo de avance se mantiene inaceptablemente bajo.
Desde la crisis de 2008-2009, los bancos centrales han sido los responsables de estimular la actividad, y la verdad es que han hecho de todo. Usaron las herramientas tradicionales de política monetaria primero, y luego pasaron a otras conocidas, pero no tradicionales. Este año han llegado a la aplicación de medidas que sólo existían en los libros, como tasas de interés negativas, o pagarle a los bancos para que den crédito con dinero del mismo banco central.

Pero hasta ahora, 8 años después, nada ha funcionado. Y lo peor del caso es que nadie parece saber bien a bien por qué. Por supuesto, sin saber la razón, es mucho más lento y difícil encontrar una solución, como no sea de casualidad.
En todos lados, las autoridades y los expertos están conscientes de lo que ocurre, reconocen los problemas y no están paralizados. Desde hace tiempo, en todo tipo de foros, públicos y privados, el tema de discusión es el empantanamiento de la economía global, y claro que no faltan las teorías sobre las causas, las implicaciones, los riesgos, y posibles salidas.
Últimamente, conforme los bancos centrales se van quedando sin opciones de estímulo, los gobiernos empiezan a considerar cambios radicales en la política económica de austeridad: Japón e Inglaterra ya se proponen aplicar medidas de política fiscal para propiciar el crecimiento, mientras que en Francia y Alemania planean reducciones en impuestos en 2017, hacia las elecciones generales en ambos países.

Todo esto está muy bien, pero la realidad es que todos los cambios de los que se habla están en proceso de diseño y no se pondrán en práctica en el futuro cercano, además de que no sabemos si alguno de estos nuevos caminos tendrá éxito. Mientras tanto, la vida sigue y los inversionistas sólo pueden seguir tomando decisiones con base en lo que saben y conocen – los datos económicos y las reacciones de los bancos centrales.

Ante la persistente debilidad de la economía de la Zona Euro, el banco central está aplicando un agresivo programa de estímulo desde marzo y esperando que reaccionen el crédito, la inversión y luego la inflación. En esta semana se llevó a cabo la última reunión de política monetaria y el ECB acabó decepcionando al no hacer ningún cambio, a pesar de un inesperado deterioro en las cifras de Alemania y la revisión a la baja de sus propias expectativas de crecimiento e inflación para 2016 y 2017.
En Gran Bretaña ha llamado la atención la resistencia que hasta ahora ha mostrado la economía al Brexit. La próxima semana se reunirá el comité del Banco de Inglaterra, del que no se esperan cambios después de que en la última junta anunciaron varias medidas de estímulo más agresivas de lo que esperaban los mercados.

Japón tiene al mundo entero en la orilla de la butaca. La economía, la inflación y el yen no reaccionan a pesar de los esfuerzos del Banco de Japón y la aplicación de las medidas más agresivas de estímulo del mundo. El primer ministro Shinzo Abe anunció el mes pasado un paquete de estímulo fiscal que pronto se empezará a desplegar, pero que, para sorpresa de todos, no vino acompañado de apoyo adicional por parte del banco central. La expectación sobre lo que hará el Banco de Japón en su reunión del 21 de septiembre ha venido creciendo porque Kuroda y sus colegas han declarado que se hará una revisión completa del programa de estímulo, que puede significar un cambio total en las medidas que se han venido aplicando.

En Estados Unidos, el crecimiento, aunque lento en 2%-2.5%, se ha sostenido desde 2009 y el mercado laboral ha alcanzado el pleno empleo. Es la economía que presenta el mejor desempeño entre las desarrolladas. El Fed decidió dejar de estimular activamente la actividad desde el año pasado y subió la tasa de interés en diciembre por primera vez en 10 años. Sin embargo, no ha podido volver a subirla por una cosa o por otra – que si la inflación sigue demasiado baja, que si la economía entró en un bache de desaceleración, que si el Brexit y la debilidad global son riesgos importantes, que porque en plena campaña electoral la decisión del Fed se puede politizar – total, que no han faltado razones, o tal vez pretextos, y el caso es que la tasa de fed funds sigue entre 0.25% y 0.50%.
Por su parte, la comunidad financiera se ha mantenido escéptica todo este tiempo, hasta ahora anticipando correctamente la larga pausa en la trayectoria de alza de la tasa.
Pero el Fed no quita el dedo del renglón, ni tampoco los inversionistas, y especialmente los operadores. Desde la última reunión de política monetaria a finales de julio, no todos, pero sí un creciente número de miembros del Fed vienen aprovechando toda oportunidad para explicar que el alza de la tasa es inminente, y mantener viva la expectativa de que suba en la junta de septiembre 21. Los datos, en general, cooperaron con el Fed mostrando fortaleza durante agosto, pero se han volteado en septiembre, sugiriendo un nuevo bache en el desempeño de la economía. La retórica de varios de los banqueros, sin embargo, no ha cambiado. Los operadores también se mantienen firmes, esperando el alza de la tasa hasta diciembre, lo más pronto, y más bien hasta 2017. Y los inversionistas, que hasta la semana pasada venían cambiando de opinión dependiendo de las cifras, en los últimos días se mostraron más convencidos del alza en septiembre, probablemente ante tanta insistencia de los miembros del Fed.

El caso es que esta semana puede haber sido de inflexión en los mercados porque claramente cambió el comportamiento de los precios.
Desde julio, el panorama que tenían en mente los inversionistas era de crecimiento débil y tasas de interés muy bajas alrededor del mundo, con el Fed en pausa y los demás bancos centrales aumentando el estímulo. Esto se reflejaba en debilidad del dólar contra las monedas fuertes, tasas de los bonos soberanos a la baja, y búsqueda de rendimiento que impulsaba a las bolsas y a los activos emergentes – monedas, bonos y acciones – al alza.

Al final de la semana, la acumulación datos, eventos y declaraciones de los miembros de distintos bancos centrales parecen haber modificado ese panorama, por lo menos temporalmente. Sucede que ahora se considera más probable que el Fed suba la tasa en dos semanas, y que los bancos centrales de Japón, Europa e Inglaterra no aumenten la liquidez tanto como se esperaba. Esto por fuerza significa que está naciendo la esperanza de que, por alguna razón y de alguna manera, las economías empezarán a mejorar. Los mercados se dieron la vuelta: el dólar se fortaleció generalizadamente anticipando el alza de la tasa del Fed, y las tasas de los bonos soberanos subieron – en Estados Unidos siguiendo al Fed, y en Europa y Japón porque surgió la duda sobre el estímulo adicional que los bancos centrales pueden desplegar – mientras que las bolsas bajaron en todos lados junto con los activos emergentes.

Nosotros no estamos convencidos del cambio en el panorama y pensamos que las nuevas percepciones se deben a la confusión que están provocando tantas cosas que pasan al mismo tiempo. En las próximas dos semanas se llevarán a cabo las reuniones de los bancos centrales de Inglaterra, Estados Unidos y Japón, y es muy probable que la volatilidad continúe aumentando en paralelo con la confusión. Nos parece muy importante seguir las cosas de cerca y esperar a tomar decisiones hasta conocer las decisiones de los bancos.

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